La violencia se abre paso en el día a día de la política alemana

«Alemania tiene un gran problema con el odio», ha reconocido el presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier

La policía confirmó un ataque incendiario contra el vehículo de la marca Skoda hacia las dos de la madrugada en el barrio de Berlín-Charlottenburg EFE

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Anoche quemaron el cooche del presidente en funciones del partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD) en Berlín, Nicolaus Fest . Le prendieron fuego al Skoda a las dos de la mañana en el céntrico barrio de Charlottenburg, en plena calle, y salieron corriendo. La policía investiga el asunto como un delito de motivación política. Podría considerarse un hecho aislado si no fuera porque la semana pasada ardió también el coche del copresidente de AfD, Tino Chrupalla , en un incidente similar, por el que el político además tuvo que ser trasladado al hospital al resultar levemente intoxicado mientras trataba de sofocar el incendio. Al igual que el automóvil de Fuest, el Volkswagen Caddy de Chrupalla, aparcado en el exterior de su domicilio, resultó completamente calcinado.

El grupo parlamentario de AfD condena los incendios y responsabiliza al resto de los partidos. «Los autores están sentados en las trastiendas donde los partidos tradicionales diseñan sus estrategias e idean cada día nuevas campañas de odio contra la AfD», se ha quejado el presidente del grupo parlamentario, Georg Pazderski . «Los partidos tradicionales, con sus campañas de difamación, han creado un clima en el que los extremistas se sienten legitimados para actual con violencia contra los políticos de AfD», interpreta por su parte Beatrix vonb Storch. Pero el hecho es que la violencia, que aumenta significativamente su presencia en el día a día de la política alemana, no se dirige exclusivamente contra este partido.

En una de cada cinco ciudades de Alemania, hay empleados de la administración que han sido víctimas de violencia física. D os de cada tres alcaldes en el país admiten haber recibido amenazas violentas o haber sido víctimas de actos violentos, según una encuesta realizada por Forsa para la revista «Kommunal» (Municipal) que registra una tendencia alarmante: el número de ataques violentos ha aumentado más del doble en solo un año. En 2018, el 9% de todos los municipios informaron sobre funcionarios atacados. En 2019 el porcentaje alcanza el 20%.

Los alcaldes, principales víctimas

Los alcaldes resultan particularmente afectados. El 9% de los 2.494 entrevistados ha sufrido ataques físicos (escupidos o golpeados). En ciudades con más de 100.000 habitantes, el 32% reporta este tipo de ataques. Siete de cada diez del total ha enfrentado insultos personales y amenazas verbales, según el editor en jefe de la revista Christian Erhardt, que apunta como «incontables» los correos o mensajes de odio, abusos verbales en las redes sociales y cartas con amenazas. El 59% reconoce haber recibido insultos o asaltos en eventos públicos, el 57% en la oficina. «Esta hostilidad afecta no solamente a los políticos, sino también a sus familias y la consecuencia es que cada vez más alcaldes no quieren continuar en su cargo», explica Erhardt . El 29% de los alcaldes entrevistados reconocieron que ya no quieren volver a presentarse en las próximas elecciones. El 5% citó amenazas específicas como la razón de esta decisión. Otro 9% se refirió a «la forma básica de tratar el uno con el otro y la cultura brutal de discusión en la vida cotidiana». Existe el riesgo de un «colapso generalizado en el voluntariado político», advierte Erhardt.

Andreas Zick, jefe del Instituto de Investigación Interdisciplinaria de Conflictos y Violencia de la Universidad de Bielefeld, ha dicho sobre este informe: «Vemos un elemento dramático: la violencia está saliendo de Internet. En los años pasados comprobábamos alarmados cómo en las redes se hacía más violenta la comunicación sobre política, pero las palabras han pasado ya a los hechos». Lo extraña, por ese motivo, ver en las noticias que alcaldes como el de la ciudad de Kamp-Lintfort, en la zona del Ruhr, el socialdemócrata Christoph Landscheidt, ha solicidtado autorización expresa para llevar un arma de fuego encima, porque se siente amenazado por extremistas de derecha que le acosan a él y a su familia. La presidenta de la CDU, Annegret Kramp-Karrenbauer , también ha exigido una protección adecuada para los políticos locales, en vista de los crecientes ataques, aunque ha dejado claro que está en contra de que los alcaldes vayan armados por la calle.

«Alemania tiene un gran problema con el odio y la violencia», ha reconocido el presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier, «hay un clima de desinhibición, degradación y agitación que ha llegado a los ayuntamientos y los parlamentos, así como a los patios escolares y foros de internet». Durante un evento en Zwickau, Sajonia, ciudad en la que varios políticos locales han hecho públicas las amenazas recibidas, el presidente de Alemania se refirió al asesinato del presidente del gobierno de Kassel, Walter Lübcke, a principios de junio de 2019, el ataque a la sinagoga en Halle en octubre y el ataque racista en Hanau en febrero, y llamó a la sociedad a tomar medidas decisivas contra cualquier «forma de brutalización». «Nadie debería decir "eso no me concierne". Y nadie debería guardar silencio. Hay una mayoría silenciosa en el país que quiere vivir en paz y condenar la violencia, pero que ha estado en silencio durante demasiado tiempo», dijo, «es exactamente esta mayoría la que debe escucharse ahora».

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