Julio De Vido, el superministro de los Kirchner, se entrega a la Justicia

Responsable de las oscuras maniobras con los gobiernos de Chávez y Maduro, es el exministro argentino que acumula más denuncias por corrupción

Julio De Vido con Cristina Fernández de Kirchner en 2014 AFP

CARMEN DE CARLOS

Julio De Vido , el superministro de los gobiernos de los ex presidentes Cristina y Néstor Kirchner, se convirtió en el hombre más poderoso, de la última década, en quedar detenido después de entregarse en los Tribunales federales de Comodoro Pi. El Congreso le había quitado los fueron, su partido, el Frente para la Victoria, le dejó solo y la Gendarmería le buscaba para cumplir con la primera de las dos órdenes de detención que tenía. Se trata la del juez federal Luis Rodríguez, por apropiación de fondos públicos. La siguiente en la lista de espera es la de su colega, Claudio Bonadío por sobreprecios en hidrocarburos. En las próximas horas será trasladado a la prisión de Ezeiza.

La escena de la tropa de gendarmes entrando en el edificio de la Avenida Libertador, en la frontera entre el barrio de Palermo y la Recoleta, pasará a la historia pese a que De Vido no estaba allí. El ex ministro, desde que se mudara de Santa Cruz (Patagonia) a la Capital Federal, se instaló en el décimo piso de ese inmueble con su mujer. A las puertas del mismo se formó un gentío ansioso de ver salir a uno de los emblemas de la corrupción kirchnerista pero... el ahora detenido evitó esa fotografía. Ya se encontraba frente al juez.

Al frente del ministerio de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios de la Nación, De Vido estuvo, oficialmente, ocupado e la gestión en materia energética y obras públicas . Extra oficialmente, asumió la responsabilidad de las oscuras relaciones con la Venezuela de Hugo Chávez y Nicolás Maduro, ámbito donde las denuncias de corrupción superaron la imaginación más activa.

Con 176 votos a favor y una abstención, el destino de Julio De Vido quedó firmado en la Cámara de Diputados. Sus compañeros del Frente para la Victoria no bajaron al hemiciclo en un gesto que, pese a la retórica de la "persecución política", se interpretó de abandonó y desprecio. Únicamente Emilia Soria joven diputada de su filas se saltó la disciplina de partido y se sentó en su escaño. A diferencia de los suyos decidió estar y votar afirmativamente al desafuero de quien hace apenas un par de años era un intocable.

Julio De Vido es, posiblemente, el ministro que más denuncias y querellas tiene acumuladas.

Los motivos del desafuero, como explicó el diputado Pablo Tonelli, responden a su presunta participación en “maniobras para obtener fraudulentamente dinero del Estado Nacional” aprovechándose de su posición. Para Margarita Stolbizer (GEN), azote de la corrupción kirchnerista, el ex ministro, “no debió haber entrado nunca a este Congreso porque debería haber estado preso”.

Uno tras otro los diputados aprovecharon su turno para sacudir a un hombre tumbado, judicial y políticamente, desde hace tiempo. De Vido había logrado sobrevivir hace poco tiempo a otro intento de desafuero porque la iniciativa fue con argumentos de incapacidad moral. El juez Rodríguez le procesó y pidió su detención por la apropiación de fondos (unos treinta millones de euros) destinados a obras que nunca se terminaron en la mina de carbón Río Turbio. Bonadío, por su parte, le imputa sobreprecios en la compra de gas licuado por un valor en torno a los 70 millones de euros.

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