Una victoria del «Leave» atizará el sentimiento independentista en Escocia

La capital escocesa se convierte en un bastión del voto europeísta en el referéndum de hoy

EDIMBURGO Actualizado: Guardar
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Las casas de apuestas, esos agentes mucho más fiables que las encuestas electorales, dicen que esta ciudad, Edimburgo, capital de Escocia, puede convertirse hoy en la ciudad con mayor porcentaje de partidarios de permanecer en la Unión Europea de todo el Reino Unido. Y dejar así claro que, como los británicos decidan en su mayoría irse de la UE, el deseo contrario en Escocia llevará a un replanteamiento de su propia pertenencia al Reino Unido y a un nuevo referéndum sobre la independencia de Escocia del Reino Unido para imponer su permanencia en la UE. Todos son conscientes de que se abriría un proceso legal, político y económico de una abrumadora complejidad. Conscientes de que la independencia escocesa de la que se hablaba con mucha alegría con el petróleo a 150 dólares el barril, no goza ya ni gozará nunca de aquel decisivo argumento económico.

En todo caso, el nacionalismo escocés ha advertido que no aceptará ser arrancada de la UE por un voto principalmente inglés que no comparte y combate. La propia ministra principal de Escocia, Nicola Sturgeon, firme e hiperactiva militante en favor de la permanencia en la UE, advirtió el martes que, en caso de Brexit, Escocia se plantearía el acceso al euro y un rápido abandono de la libra con su propia independencia. La independencia y ruptura del Reino Unido estaría, dijo Sturgeon, inmediatamente de nuevo en la agenda en caso de formalizarse la salida de la UE.

Es el «Remain» el lema que dominaba ayer la escena en esta ciudad en vísperas del histórico referéndum. Apenas se veía algún cartel favorable a Brexit y todos ellos con aspecto y ubicación desangelados, con aspecto claro de opción perdedora. Aunque eso no debería hacer creer que los partidarios del Brexit no existan en Escocia. Cerca de un 30% de los votantes del Partido Nacional Escocés (SNP) podría votar esa ruptura inmediata con la UE para convertir el 23 de junio, como dicen desde Londres los líderes del movimiento del Brexit en « el Día de la Independencia del Reino Unido». Pero este partido, hoy absolutamente hegemónico en Escocia con 63 escaños con unos conservadores tímidamente reforzados con 31 a costa de unos laboristas hundidos en su peor nivel histórico con 23 diputados, dicta el discurso después del proceso separatista de hace dos años. El referéndum de la independencia escocesa entonces se perdió por un leve margen. Pero el SNP que con la promesa del mismo logró una mayoría absoluta en 2011, mantiene la hegemonía pese a perder la mayoría absoluta por un escaño en los pasados comicios.

Que la capital sea un bastión del voto europeístano significa que Escocia esté al margen del durísimo debate que ha polarizado a la sociedad británica. Desde los muchos miles de puestos de trabajo en los pesqueros que, según se dice aquí, se han perdido en favor de España por culpa de la UE, son muchos los agravios reales o no, pero en todo caso percibidos y sufridos. Y llevan también a muchos escoceses, pese a su recelo nacionalista a «quedarse solos con los ingleses» en un Reino Unido más aislado, a creer que, libres de la tutela de Bruselas, podrían defender sus intereses. La mayoría parece no creerlo, según las encuestas, pese a que sí es generalizada la opinión de que la UE necesita una profunda reforma. El principal factor de movilización a favor del Brexit que es la inmigración se percibe en Escocia como menos angustioso. En Edimburgo la principal presencia extranjeras es la de los polacos que no son percibidos como conflictivos, desde luego no como amenaza a la identidad propia.

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