Victoria histórica de la oposición en Malasia al acabar con 61 años del partido en el poder

A sus 92 años, el ex primer ministro Mahathir, padre del despegue económico, derrota al Gobierno de Najib Razak, implicado en un sonado escándalo de corrupción

Mahathir Mohamad, en el centro de la imagen, tras conocerse su victoria en las elecciones REUTERS
Pablo M. Díez

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En una victoria electoral histórica, la oposición en Malasia ha acabado con los 61 años que llevaba en el poder la coalición gobernante del Frente Nacional (Barisan Nasional, BN). Para acabar con esta hegemonía política, la más larga del mundo, ha hecho falta que vuelva a la arena el antiguo primer ministro Mahathir Mohamad , quien dirigió Malasia entre 1981 y 2003 precisamente bajo las siglas del BN. Muy respetado por el despegue económico que logró en esa época, Mahathir ha desbancado a sus 92 años al primer ministro Najib Razak , quien precisamente fue uno de sus protegidos. Pero, tras el escándalo de corrupción en que este se ha visto implicado por el saqueo del fondo de inversión estatal 1MDB, Mahathir abandonó el partido gobernante en 2016 y se unió a la opositora Alianza de Esperanza (Pakatan Harapan).

Según informa el diario malasio «New Straits Times», la oposición ha obtenido una mayoría simple en los comicios celebrados este jueves. Con el escrutinio ya finalizado, la Alianza de Esperanza se ha hecho con 113 escaños de los 222 que tiene el Parlamento federal, mientras que la coalición Barisan ha cosechado 79. El resto se lo reparten tres partidos y tres candidatos independientes.

«Mi mayor error fue hacer primer ministro a Najib», dijo de madrugada Mahathir a sus seguidores, quienes han celebrado eufóricos esta victoria que trae aires de cambio a Malasia. Aunque aseguró que el nuevo Gobierno no buscará una venganza contra el BN, sí dejó claro que «queremos restaurar el imperio de la ley», en clara alusión al caso de corrupción del fondo de inversión 1MBD.

Creado por el Gobierno para impulsar la economía nacional con inversiones estratégicas, dicho fondo dejó de dar dividendos en 2015 y luego se descubrió que 700 millones de dólares (590 millones de euros) de sus arcas habían acabado en una cuenta personal del primer ministro Najib. Aunque la Fiscalía malasia le ha librado de cualquier responsabilidad, hay dudas sobre la imparcialidad de esta investigación y el caso sigue abierto en otros países donde el fondo 1MBD tenía negocios.

Con 92 años, el doctor Mahathir se convierte en el político en activo más veterano del mundo, pero ya ha dicho que su plan es estar dos años en el poder y luego cederlo a otra figura de su grupo. Durante su largo mandato anterior, Mahathir fue el artífice de la modernización de Malasia , uno de los «tigres» del Sudeste Asiático gracias a sus abundantes recursos naturales, como petróleo, gas y madera.

Semejante éxito económico es todavía recordado por los malasios, pero a Mahathir también se le acusa de autoritario por la forma en que se deshizo de sus rivales políticos. El más famoso de ellos es Anwar Ibrahim , quien dirigió varios ministerios en los años 80 y 90 y estaba llamado a sucederlo. Pero cayó en desgracia cuando uno de sus ayudantes denunció que lo había violado y acabó en prisión por sodomía entre 1998 y 2004, cuando era viceprimer ministro. Aunque la sentencia fue anulada y quedó en libertad, otro de sus ayudantes volvió a denunciarlo por lo mismo en 2008, cuando lideraba la oposición y amenazaba la hegemonía del Barisan. Por falta de pruebas, el juez lo exculpó en 2012, pero el Tribunal de Apelación reabrió el caso en marzo de 2014. Desde 2015, cumple una nueva condena de cinco años por sodomía, que los grupos defensores de los derechos humanos consideran achacan a una venganza política del Gobierno para que no le dispute el poder.

En sendas entrevistas concedidas a ABC cuando estaba en libertad, una en 2010 y la otra en 2014, Anwar ha negado siempre los cargos. «Es solo una estrategia del Gobierno para que no pueda presentarme a las elecciones», explicaba Anwar, quien abogaba por una reforma de las leyes para avanzar hacia un islam más moderado y moderno en Malasia.

En los últimos años, el Gobierno del Barisan, liderado por la Organización Nacional para la Unidad Malaya (UNMO), ha utilizado la religión para asegurarse el poder. Con 30 millones de habitantes, el 60 por ciento de la población lo componen musulmanes de la mayoritaria etnia malaya, seguida de un 19 por ciento de budistas chinos, un nueve por ciento de cristianos, un seis por ciento de hindúes y el resto repartido entre animistas, sijs, confucianos y taoístas.

Pero los escándalos de corrupción y la subida del coste de la vida, con la inflación disparada en 2017 a su máximo de los últimos ocho años, han acabado con el «régimen» de más seis décadas del Barisan . Por primera vez desde su independencia de los británicos en 1957, se abre una etapa de cambio en Malasia.

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