Jeremy Corbyn, es esperado por numerosos fotógrafos a la salida de su casa , en Londres AFP

La victoria en la alcaldía de Londres camufla un mal debut electoral de Corbyn

Los laboristas sufrieron un descalabro en Escocia y empeoran los resultados de Miliband en las municipales de 2011

CORRESPONSAL EN LONDRES Actualizado: Guardar
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En un primer vistazo rápido, se podría pensar que el Súper Jueves electoral británico no ha mudado demasiado el panorama. Pero hay matices relevantes. Londres tendrá el primer alcalde musulmán de su historia, el laborista Sadiq Khan. El separatismo escocés gana por tercera vez consecutiva, pero no logra la holgadísima mayoría absoluta que venían pregonando. A Nicola Sturgeon, la primera ministra del SNP, le han faltado dos escaños. También de Escocia llega una sorpresa llamativa: descalabro laborista, con pérdida de 13 diputados, y ascenso al segundo puesto del Partido Conservador. En Gales, los laboristas ceden un poco, pero podrán seguir gobernando.

Las elecciones locales se presentaban sobre todo como el primer examen para Jeremy Corbyn, el veterano apparatchik de 66 años que en septiembre se impuso en las primarias con un 60% de apoyo,

paradójicamente con los jóvenes como su gran soporte. El debate sobre Corbyn, parlamentario casi perenne (lleva en los Comunes desde 1983), es sencillo. Para sus partidarios es un político «auténtico», la antítesis de los candidatos prefabricados del establishment, y solo él puede curar al partido del centrismo blairista. Para sus detractores es un radical, casi rondando lo friki, que carece de programa económico y será letal en los caladeros del centro donde se ganan los comicios

Peores resultados que Miliband

¿A quién dieron la razón las elecciones de ayer? Cal y arena. Es cierto que el laborismo de Corbyn naufraga en Escocia. También es reseñable que por primera vez en 30 años, el partido de la oposición pierde representación en los 124 ayuntamientos ingleses que se elegían. Corbyn ha empeorado los buenos resultados del denostado Ed Miliband en las locales de 2011. Pero ha evitado el descalabro que le anticipaban las encuestas y camufla su mala faena con la perla de Londres, donde Khan ha barrido por nueve puntos al plutócrata Zac Goldsmith, un candidato abúlico, que nunca acabó de enchufarse a la campaña.

Se da por descontado que tras lo de ayer nadie sacará la daga hasta que pase el referéndum europeo

En su primera valoración, desde Sheffield, Corbyn lo dejó en un «hemos resistido» bastante certero. Aunque reconoció que «queda mucho por hacer». Desde que llegó al cargo, no pasan quince días sin que la prensa tory airee algún supuesto golpe de mano de los moderados blairitas para descabalgarlo. Pero se da por descontado que tras lo de ayer nadie sacará la daga hasta que pase el referéndum europeo del 23 de junio. Su mano derecha, John McDonnell, le echó un capote: «No se puede juzgar a Jeremy por ocho meses de trabajo».

Menos contentos estaban algunos diputados laboristas o concejales damnificados, enojados por el espectáculo que dio el partido en la semana previa a los comicios, al brotar bochornosos episodios de antisemitismo. El líder laborista en la ciudad naval de Porstmouth, en el Sur de Inglaterra, tachó a su jefe de filas directamente de «incompetente», «es incapaz de ofrecernos el liderazgo que necesitamos». El parlamentario Neil Coyle lamentó que «con Corbyn nos estamos alejando de llegar al Gobierno». Emma Reynolds, otra diputada laborista, reconoció que «nos queda mucho para volver a la lucha por el poder».

La pérdida de los conservadores

En el campo conservador, parecido pero al revés: se corría un velo sobre la pérdida de Londres, donde Boris Johnson había gobernado los últimos ocho años, y se celebraba el éxito en Escocia y una leve ganancia de concejales. «¡Vaya logro tras seis años en el poder!», valoró George Osborne, mano derecha de Cameron y ministro de Economía. Y es que los conservadores también llegaban a las urnas con averías en el motor: un partido quebrado por la fisura europea y la polémica por los recortes sociales, que obligó a modificar el presupuesto después de que se considerase inhumano.

Cameron felicitó efusivamente a Ruth Davison, su nueva y triunfal líder escocesa, que ganó 16 escaños más y se aupó al segundo puesto. En cuanto a lo de Londres, Zac Goldsmith estaba amortizado. Su partido había asumido hace tiempo que era un candidato erróneo, y además, antieuropeo, algo que Cameron tiene ahora muy en cuenta. Ante el referéndum de junio, hasta puede que no le venga mal tener al laborista Khan, europeísta, instalado en el City Hall.

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