La mortalidad infantil aumentó en un 50 por ciento entre 2014 y 2017, según Unicef

La emergencia humanitaria existente en Venezuela ha llevado a Unicef a enviar, desde principios de este año, un total de 55 toneladas de suministros de salud al país latinoamericano, repartidos en 25 hospitales de los estados más afectados. «Según estimaciones preliminares de Naciones Unidas, una tercera parte de los niños de Venezuela necesitan ayuda para acceder a los servicios básicos de nutrición, salud y educación», denunció Paloma Escudero , directora de Comunicación de Unicef, que acaba de concluir un viaje de tres días al país.

De acuerdo a las estadísticas de Naciones Unidas, la mortalidad infantil aumentó en un 50 por ciento entre 2014 y 2017. Además, desde principios de año se han registrado 190 casos sospechosos de difteria y 558 casos sospechosos de sarampión. Una situación que preocupa a Unicef debido a que el acceso de los niños a los servicios esenciales se haya reducido y esto, a su vez, haya aumentado su vulnerabilidad.

«La gente con la que he hablado me ha descrito un cuadro muy sombrío de la situación de la salud en Venezuela», aseguró Escudero en un centro de salud a las afueras de Caracas. «Muchos médicos y enfermeras han abandonado el país. Los centros médicos están funcionando al mínimo de su capacidad debido a la escasez de medicamentos y la falta de piezas de repuesto ha paralizado las unidades móviles de salud y las ambulancias», dijo.

«Las mujeres embarazadas, muchas de las cuales son demasiado jóvenes y están anémicas, tienen grandes dificultades para obtener la atención que necesitan. Con el empeoramiento de la escasez de combustible, a veces ni siquiera pueden llegar a los centros de salud. Las mujeres que están a punto de dar a luz necesitan llevar sus propios suministros obstétricos cuando llegan al hospital. Para un país que ha logrado grandes progresos durante décadas en la calidad de su atención médica, esta situación es dramática», añadió.