Los ultras austriacos se radicalizan con la dimisión de su presidente, Norbert Hofer

Se desató hace varias semanas un debate interno acerca de unas hipotéticas elecciones anticipadas y las escasas posibilidades de Hofer como candidato

Norbert Hofer, jefe del partido FPO austriaco Reuters

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La enésima trifulca interna en el seno del FPÖ, el partido ultraderecha austriaco, se ha saldado con un refuerzo del ala más radical y la dimisión de su último presidente, Norbert Hofer, que se hizo con el liderazgo tras la retirada de Hans Christian Strache, afectado por el escándalo 'Ibizagate' . Hofer confirmó anoche que deja la presidencia y su vinculación con el partido. «Mi trayectoria al frente del FPÖ termina hoy», dijo en un comunicado, tras meses de lucha por el liderazgo con el exministro de Interior Herbert Kickl, que aspira a presentarse como candidato en las elecciones generales de 2024.

«Ha sido muy difícil reconstruir el partido tras el repentino fin», explicó brevemente Hofer, en referencia a la ruptura de la coalición en la que gobernaban con el Partido Popular (ÖVP) de Sebastian Kurz hasta 2019, y presumiendo de que, a pesar de las dificultades, «hemos logrado estabilizar el partido en un nivel de alrededor del 20% en los sondeos». Es el mérito que alega para permanecer en su puesto como tercer presidente del Consejo Nacional el considerado como cabeza visible del ala moderada del partido.

Kickl desató hace varias semanas un debate interno acerca de unas hipotéticas elecciones anticipadas y las escasas posibilidades de Hofer como candidato. Varios líderes regionales se han pronunciado ya a favor de que sea Kickl quien se presente por el FPÖ , después que de que durante la pandemia fuera él quien plantase resistencia activa contra las restricciones. Se ha negado públicamente a acatar normas como la mascarilla obligatoria en las sesiones del Parlamento. «Dejaron que Hofer diera la cara después del 'Ibizagate', cuando el partido caía en picado, pero las últimas encuestas doblan el resultado de las elecciones de 2019 y quieren hacerse con el control en un momento más conveniente», explican fuentes internas del partido. El momento elegido para el ataque interno ha sido el casi un mes que Hofer ha pasado internado en una clínica, recibiendo un tratamiento de fisioterapia por una lesión de espalda sufrida durante un accidente de parapente que sufrió en 2003 y cuyas secuelas todavía arrastra.

'Ibizagate'

En un último y desesperado intento por permanecer al frente del partido, Hofer ha tratado de ganarse al ala más dura radicalizando su discurso. En una de sus más recientes declaraciones, ha dicho que el Corán es más peligroso que el coronavirus. «No temo al coronavirus. El coronavirus no es peligroso. El Corán lo es mucho más», ha dicho en un mitin en Viena. Se trata, sin embargo, de varias familias del partido completamente volcadas con Herbert Kickl, que se desempeñó como ministro de Interior de Austria entre 2017 y 2019 y que ha declarado públicamente su interés en la candidatura, al margen de Hofer y de su influencia en el partido.

La importancia de este relativamente pequeño partido radica en su influencia sobre la política austriaca, debido a que condiciona las posiciones del conservador ÖVP, y en el papel que a su vez juega Austria en su relación con el Grupo de Visegrado , que reúne a República Checa, Eslovaquia, Hungría y Polonia y que desafía abiertamente las posiciones conjuntas de Francia y Alemania en el seno de la UE. Está todavía abierto si Kickl se hace finalmente con la candidatura o si queda todavía alguna otra batalla por librar. Hofer escribió anoche un tuit en el que le deseaba a su sucesor «todo lo mejor», pero el mensaje fue después eliminado, para reaparecer como el comunicado de prensa con la declaración formal en la que no aparecían ya esos buenos deseos.

En las elecciones parlamentarias de 2019, después del escándalo en el que apareció un vídeo grabado en un chalet de Ibiza que mostraba a Strache ofreciendo favores políticos a cambio de financiación para el partido, el FPÖ perdió casi el 10% de los votos y cayó al 16,2%. Los institutos demoscópicos atribuyen este aumento de popularidad principalmente al radical discurso contra las restricciones durante la pandemia mantenido por Herbert Kickl, que ha declarado en sede parlamentaria que quienes llevan mascarilla incurren «en una auto-exageración sobre el acatamiento de las reglas». A diferencia de Kickl, Hofer no marchó junto a los neonazis al frente de las manifestaciones contra las restricciones ni ha asistido a conferencias del Movimiento Identitario. Pero no deben llamar a engaño estas diferencias ni sería correcta una lectura que sugiriese que Hofer y Kickl son enemigos. Durante muchos años han jugado a representar una doble cara del partido y se van turnando el protagonismo según conviene más en términos electorales, un calculado trabajo en equipo que permite articular las posiciones del partido hacia varios bancos de coto potencial. Lo que cabe esperar es una radicalización de su discurso en los próximos meses y una oposición bastante más dura a la coalición en la que Kurz gobierna con Los Verdes desde enero de 2020.

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