El Trumpcare embarranca por la resistencia interna republicana

El desmantelamiento de la reforma sanitaria de Obama, el Obamacare, ha sido una pieza central del discurso republicano que en los últimos años ha llevado al partido conservador a dominar las dos Cámaras del Congreso y a colocar a un presidente en la Casa Blanca. Sin embargo, cuando se trata de definir qué sistema sustituirá a la ley de Obama, que buscaba conseguir el acceso universal a la cobertura médica, la posición de los republicanos está muy lejos de ser monolítica.

De hecho, la revocación y sustitución del Obamacare ha mostrado las grietas internas y ha provocado la mayor crisis en las relaciones entre la Casa Blanca y los republicanos del Congreso en la corta presidencia de Donald Trump.

De hecho, tras una jornada agotadora de reuniones, Trump exigió a los republicanos de la Cámara de Representantes que este viernes sometan a votación el proyecto de ley para derogar la legislación sanitaria de Obama. Es más, Trump lanzó un ultimátum utilizando a su director de Presupuestos, Mick Mulvaney, que aseguró que si el proyecto de ley no logra apoyo suficiente en el Congreso, Trump está dispuesto a dejar en pie el sistema sanitario actual.

Para el ala más conservadora de los republicanos de la Cámara de Representantes -el Freedom Caucus- la AHCA concede demasiados subsidios a los estadounidenses, lo que impide una bajada más acusada del precio de las pólizas de seguro médico, su principal prioridad. Quieren que se eliminen en su totalidad las obligaciones a las aseguradoras de que ofrezcan un mínimo de coberturas en sus pólizas -atención ambulatoria, maternal o salud mental- y que se permita que modifiquen precios en función del género o la condición médica del asegurado.

Batalla clave

Por otro lado, algunos republicanos moderados también se oponían a la AHCA por ser representantes de distritos en los que muchos electores se benefician del Obamacare.

La deserción de los republicanos colocaban a la apuesta de Trump y Ryan en una situación difícil. Los demócratas votarían en bloque contra la reforma. Solo 21 defecciones republicanas hubieran supuesto la derrota.

El jueves por la noche, más de una treintena de legisladores republicanos -los del ala más conservadora- aseguraban que votarían en contra. Trump y Ryan intensificaron las negociaciones, con reuniones en grupo y en persona, en el Capitolio y en la Casa Blanca, ofreciendo concesiones que desvestían más el acceso a cobertura sanitaria que da Obamacare.

Así llegó el ultimátum de Trump: la exigencia de votar este viernes o dará continuidad a la legislación de Obama. El problema de que la ley oscilara más hacia esas posiciones es que haría su trámite en el Senado, donde los republicanos tienen una mayoría menos fuerte, imposible.