Trump durante un discurso el pasado sábado
Trump durante un discurso el pasado sábado - AFP

Trump reabre el temor republicano a que concurra de independiente

Su contestada idea de impedir la entrada a los musulmanes abre una brecha con el partido

Corresponsal en Washington Actualizado: Guardar
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Donald Trump siempre ha ido por libre. Nunca ha querido entenderse con el Partido Republicano, ni siquiera cuando se comprometió públicamente a renunciar a una candidatura independiente a la Presidencia de Estados Unidos si no resultaba nominado. Como muchos predijeron, era papel mojado. La polémica llamada del magnate a cerrar la frontera a los musulmanes ha reabierto la caja de los fantasmas. Por primera vez, todo el establishment conservador ha rechazado una propuesta del millonario, y muchos con un contundente mensaje de distanciamiento: eso no es el Partido Republicano. Ayer, como en un continuo juego de toma y daca, sabedor de que podría ser decisivo en la derrota de otro nominado republicano frente a los demócratas llevándose parte del voto, Trump volvió a amenazar con su autonominación.

El millonario se apoya en un sondeo de la Universidad de Suffolk según el cual un 68% de sus correligionarios le apoyaría. Salvo que se haga con la nominación republicana, la ruptura es cuestión de tiempo.

Sabe lo que hace

Donald Trump sabe lo que hace. Con instinto para conectar con los más desencantados, ha avanzado a golpe de encuestas. Y lo de golpe es literal. Se encaramó proponiendo un muro en toda la frontera con México, en un momento de amplio malestar social. Sabiendo que la mayoría demanda un líder fuerte, sometió a Jeb Bush con una caricatura de su «falta de energía». Cuando Ben Carson le superó en noviembre, le acusó de una biografía «llena de mentiras». Ahora, con Ted Cruz pisándole los talones, se apoya en el miedo al terrorismo para proponer el cierre de fronteras a los musulmanes. Ayer, un sondeo de Associated Press avalaba su perversa estrategia: tres cuartos de los votantes republicanos considera que entran demasiados miembros de esta minoría.

A mes y medio de los caucuses de Iowa, cuya carrera también lidera, Steve Schleffler, del Comité Nacional Republicano, reconocía que Trump se está llevando a muchos votantes: «Cualquiera que lea el Corán sabe que no es una religión de paz; Obama tiene la cabeza en las nubes, y Trump se está aprovechando de la frustración».

Cruce de acusaciones

Pero para muchos es peor la división que genera en el partido. Como reflejaba el cruce de acusaciones entre una integrante del establishment en New Hampshire, Jennifer Horn, que tachaba a Trump de «antirepublicano, anticonstitucional y antiamericano», y un miembro del partido que apoya al millonario, Al Baldasaro, quien replicaba: «Trump no os gusta porque habla como es, sin prejuicios contra los musulmanes».

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