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Donald Trump - AFP

Trump promete un «histórico» aumento del gasto militar para «ganar guerras»

Según un funcionario de la Administración, el aumento será de 54 mil millones de dólares

CORRESPONSAL EN NUEVA YORK Actualizado: Guardar
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Donald Trump ha calentado su discurso militarista en los últimos días. Hace dos fines de semana, en un mitin en Florida, alertó de que las fuerzas estadounidenses «están sin recursos» y que había ordenado al Departamento de Defensa que comenzara «la gran reconstrucción del ejército». El pasado viernes, en su intervención en la conferencia conservadora CPAC, fue más vehemente. Anticipó que solicitaría «un presupuesto enorme» para «nuestro amado ejército», para hacerlo «más grande, mejor y más fuerte que nunca».

«Nadie se atreverá a cuestionar nuestro poder militar otra vez. Creemos en la paz desde la fortaleza», proclamó.

Ayer esas intenciones tomaron forma. En un encuentro en la Casa Blanca con la Asociación Nacional de Gobernadores, Trump aseguró que propondrá un «incremento histórico» en el gasto de defensa para el próximo año fiscal 2018, que arranca el próximo mes de octubre.

El presidente dijo que su propuesta presupuestaria seguirá su lema de «America first» -«lo primero es EE.UU.»-, y que se centrará en defensa, el cumplimiento de la ley y las infraestructuras. «Será un presupuesto de seguridad pública y de seguridad nacional», adelantó.

La Casa Blanca explicó después que la propuesta se concretaría en un aumento de 54.000 millones de dólares para defensa, lo que representa un incremento del 10% respecto a lo que ahora se destina a esa partida.

Recortes a los programa federales

En lo que hay menos certezas es sobre de dónde se recortará para engrosar el gasto militar. Diversas fuentes del Gobierno aseguraron que se reduciría la financiación de la mayoría de programas federales. Apuntaron en concreto a reducciones multimillonarias en la financiación de la Agencia para la Protección Medioambiental (EPA, en sus siglas en inglés) y en el gasto de ayuda internacional del Departamento de Estado. Sin embargo, eso no será de lejos suficiente para compensar el aumento del gasto en defensa. La ayuda internacional supone alrededor del 1% del presupuesto federal.

Trump se comprometió durante su campaña a reducir el gasto de la administración, pero también prometió que no tocaría dos programas vitales de subsidios y que son los más cuantiosos: Medicare, que proporciona cobertura médica a los jubilados; y las pensiones de la Seguridad Social. El resto de partidas del presupuesto federal equivale al actual gasto en defensa, por lo que, para que cuadren los números, Trump deberá conseguir una reducción del 10% en todas ellas.

En la elaboración de sus planes presupuestarios, la Casa Blanca ha contado con la expectativa de que el crecimiento económico de EE.UU. este año sea del 2,4%, una cifra algo superior a la que manejan los órganos oficiales, pero muy por debajo de las promesas de Trump en campaña, que habló de un crecimiento de entre el 3% y el 4%.

Las reducciones impuestas por Trump era algo de lo que había avisado en las últimas semanas. «Quiero que el pueblo estadounidense sepa que nuestro presupuesto reflejará sus prioridades», aseguró a principios de este mes. «Instruiremos a nuestros departamentos y agencias para proteger cada dólar de los contribuyentes. No más dinero desperdiciado».

«Vamos a hacer más con menos, adelgazar al Gobierno y que responda ante la gente», dice ahora el presidente. «Podemos hacer mucho más con el dinero que gastamos. Con una deuda de 20 billones de dólares, el Gobierno tiene que apretarse el cinturón».

Infraestructuras

Donde no parece que se cortará con el gasto es en infraestructuras, otro de sus caballos de batalla durante las elecciones. En la campaña, prometió una inversión de un billón de dólares en este capítulo. Aquí tampoco dio grandes detalles sobre cuánto y cómo gastará -«vamos a empezar a gastar en infraestructura, y mucho, “facilitaremos la inversión de los estados»- pero sí coló su habitual mensaje proteccionista y aislacionista: «Nos gastamos seis billones de dólares en Oriente Medio, y tenemos agujeros en todas nuestras autopistas y carreteras».

Las palabras de Trump preparan el terreno para el esperado discurso que esta noche dará ante el Congreso, que celebrará una reunión conjunta de los legisladores del Senado y de la Cámara de Representantes para recibir al presidente. Será un discurso televisado en todo el país, a las nueve de la noche, en horario de máxima audiencia, en el que Trump presentará sus planes al poder legislativo y en el que se espera que haya más detalles sobre sus planes presupuestarios.

La propuesta revelada ayer es más que nada un mensaje político, una forma de tratar de imponer el camino de hacia dónde debe dirigirse el presupuesto. La Casa Blanca empezó ayer a enviar a todas las agencias federales sus metas de gasto para el nuevo año fiscal con el objetivo de que cada una de ellas elabores su planes para enviar el borrador presupuestario al Congreso durante el mes de marzo. Será entonces cuando empiece la verdadera negociación entre los legisladores y la Casa Blanca sobre gasto.

Obstáculo o trampolín

Esa será la primera vez que Trump saltará a la arena legislativa, en una negociación muy importante y que marcará el tono de las relaciones del presidente con el Congreso. Desde su victoria electoral, se ha especulado si el Congreso, con mayoría republicana tanto en la Cámara de Representantes como en el Senado, será un obstáculo o un trampolín a la ambiciosa agenda reformista de Trump. De momento, el presidente ha tratado de impulsar sus objetivos a golpe de orden ejecutiva -desde el veto migratorio a la desregularización- sin apenas participación de los legisladores.

El presidente de la cámara baja, Paul Ryan, aseguró en enero que su objetivo era trabajar con un presupuesto con amplios recortes y que impulse una reforma impositiva. Trump no dijo ayer nada sobre impuestos, aunque en campaña prometió reducirlos. La combinación de aumento de gasto en defensa, recortes en otros capítulos, menos impuestos y reducción del déficit es una ecuación complicada que anticipa tensiones entre la Casa Blanca y el Congreso.

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