Triunfo histórico del exbrazo político del IRA en Irlanda del Norte

Partidario de la unificación de la isla, el Sinn Féin ha reemplazado así al Partido Unionista Democrático (DUP), en una votación en la que la participación general fue del 63,61%, ligeramente inferior al 64% del 2017

La vicepresidenta del Sinn Féin, Michelle O'Neill (C), se toma un selfie con la líder del Sinn Fein, Mary Lou McDonald EFE
Ivannia Salazar

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La de la isla de Irlanda es una historia compleja, que a cien años de su partición en dos, la República de Irlanda e Irlanda del Norte, vuelve a vivir un momento agitado, sobre todo porque Irlanda del Norte también está partida en dos, políticamente hablando. El Sinn Féin, el partido nacionalista irlandés que fue el brazo político de la organización terrorista IRA, ha alcanzado un triunfo histórico en la nación constitutiva más pequeña del Reino Unido, consiguiendo 27 de los 90 escaños y convirtiéndose así en la mayor fuerza en Stormont, la Asamblea norirlandesa, una vez finalizado este sábado el conteo de votos de la jornada electoral que tuvo lugar el pasado jueves. Partidario de la unificación de la isla, el Sinn Féin ha reemplazado así al Partido Unionista Democrático (DUP), en una votación en la que la participación general fue del 63,61%, ligeramente inferior al 64% del 2017.

No obstante, la candidata a convertirse en ministra principal, Michelle O’Neill , vicepresidenta del partido y líder en el Norte, podría enfrentar importantes dificultades para formar el Ejecutivo, ya que el DUP podría entorpecer el procedimiento, ya que se encuentra fuera del Ejecutivo en protesta por el Protocolo de Irlanda del Norte, que forma parte del Acuerdo del Brexit y mediante el cual la región recibió un estatus especial porque comparte una frontera terrestre con la República de Irlanda, que es miembro de la UE. Para evitar una frontera física entre los dos países y, por lo tanto, proteger el proceso de paz, se acordó que se realizarían controles aduaneros en las mercancías que ingresen a Irlanda del Norte desde otras partes del Reino Unido, pero los unionistas denuncian que esto ha colocado, de facto, una frontera en el mar de Irlanda. El líder del DUP, Jeffrey Donaldson , ha insistido en múltiples ocasiones en que su formación no entrará en el gobierno a menos que Londres y la UE no arreglen los problemas con el protocolo. «Necesitamos estabilidad», aseveró este sábado y exigió soluciones al gobierno del primer ministro Boris Johnson.

Una nueva era

En un discurso previo a la confirmación oficial de su triunfo pero tras ganar de nuevo su propio escaño, Michelle O’Neill manifestó a sus seguidores que este resultado «marca el comienzo de una nueva era». La noticia no llegó por sorpresa, ya que las encuestas habían pronosticado este resultado, que muchos achacan directamente al Brexit. «Es un momento decisivo para nuestra política y para nuestra gente», declaró, y añadió que «hoy se marca el comienzo de una nueva era que creo que nos presenta a todos la oportunidad de reinventar las relaciones en esta sociedad sobre la base de la equidad, la igualdad y la justicia social». «Independientemente de mis antecedentes religiosos, políticos o sociales, mi compromiso es hacer que la política funcione. Mi compromiso es trabajar a través de la asociación, no de la división», prometió O’Neill, que durante la campaña se enfocó en sus propuestas sociales más que en la disputa política histórica entre unionistas y nacionalistas.

«Independientemente de mis antecedentes religiosos, políticos o sociales, mi compromiso es hacer que la política funcione. Mi compromiso es trabajar a través de la asociación, no de la división», prometió O’Neill

También habló Mary Lou McDonald, líder del Sinn Féin , que dijo que espera que O'Neill sea nominada como ministra principal, cuya candidatura presentará la próxima semana, e hizo un llamamiento a la unidad para que las demás fuerzas políticas «hagan un balance» y «evalúen la enorme responsabilidad que todos tenemos». «El futuro es brillante para todos nosotros», señaló, e instó a los sindicalistas a «no tener miedo».

Jon Tonge , profesor de política de la Universidad de Liverpool y analista de UK in a Changing Europe (UKICE), una red de académicos e investigadores de todo el Reino Unido coordinada desde el King's College de Londres, manifestó que, «ansioso por evitar otro colapso de las instituciones, el gobierno del Reino Unido ya estaba en el proceso de legislar en Westminster para extender el período en el que se pueden hacer las nominaciones para el ministro principal y el adjunto después de una elección de la Asamblea de 6 a 24 semanas», por lo que «después de las elecciones de mayo, es probable que se prolongue» la «formación del Ejecutivo», que se prevé conflictiva. Según los términos del Acuerdo de Viernes Santo, que puso fin en 1998 a tres sangrientas décadas de violencia en la región, en la que viven 1.9 millones de personas, el Gobierno de Irlanda del Norte debe ser c ompartido entre los nacionalistas y los unionistas, con el partido mayoritario a cargo de nombrar al ministro principal y el otro, a su segundo, y su obligación es gobernar de forma conjunta. Pero las consecuencias de la dificultad para llegar a un consenso entre ambos podrían ser especialmente notorias en cuestiones que ya llevan meses de conflicto, como la aplicación del protocolo.

Largo camino hacia la unidad irlandesa

Tongue considera que «en términos simbólicos, que el Sinn Féin sea el partido más grande de Irlanda del Norte, una entidad creada sobre la base de una mayoría unionista, sería sísmico», y apuntó que es «un partido que no quiere que exista Irlanda del Norte y se niega incluso a usar el término Irlanda del Norte». Para este experto, este resultado supondrá un paso más en «el largo camino hacia la unidad irlandesa». De hecho, la formación defiende que un referéndum sobre la unidad entre Irlanda del Norte y la República de Irlanda es inevitable en un futuro próximo e incluso ha convocado asambleas de ciudadanos para discutir cómo sería una futura isla unida, pero durante la campaña electoral de esto se habló poco. O casi nada. La prioridad estuvo en prometer mejoras en los problemas cotidianos de la población, como el elevado costo de la vida, el problema del acceso a una vivienda digna o la crisis de la sanidad, cuyas largas listas de espera en los hospitales son blanco constante de críticas.

Para Tonge, como para otros expertos, la caída del DUP se debe a «una combinación» de las «consecuencias del Protocolo de Irlanda del Norte», así como al «caos de liderazgo interno» que sufre. A esto se suma que «aunque el Protocolo es el catalizador más reciente, el descontento con Stormont tiene una génesis más larga» y prueba de ello es que «el Ejecutivo y la Asamblea han sido propensos al colapso, habiendo estado suspendidos el 35% del tiempo desde su creación en 1999».

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