Tres palestinos muertos por disparos de Israel en las protestas multitudinarias en Gaza

Cientos de heridos en la manifestación, que conmemora el aniversario de la Gran Marcha del Retorno

Un grupo de palestinos lleva a hombros el cadáver de uno de los muertos en las protestas en Gaza EP

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La Gran Marcha del retorno cumplió un año en una jornada en la que otros tres manifestantes, dos de ellos menores de edad, perdieron la vida por disparos de los soldados de Israel y cientos resultaron heridos. Decenas de miles de palestinos –40.000 según las cifras del Ejército– respondieron a la llamada de los organizadores de estas movilizaciones que reivindican el derecho de los refugiados a regresar a las tierras de las que fueron expulsados tras la creación del Estado judío y el levantamiento del bloqueo.

Tras una semana marcada por la enésima escalada de tensión debido al lanzamiento de cohetes palestinos y a los bombardeos israelíes, la mediación de Egipto logró que ambas partes se contuvieran en el aniversario de las protestas. A diferencia de lo ocurrido en anteriores manifestaciones, el Ejército empleó más gas que balas y Hamás desplegó a sus fuerzas de seguridad para contener en la medida de lo posible las ansias de los más impulsivos de asaltar la verja de separación.

La afluencia de manifestantes comenzó a primera de un día en el que los colegios cerraron sus puertas y se decretó huelga general en Gaza. Familias enteras, muchas de ellas gracias a los medios de transporte fletados por Hamás , se desplazaron a alguno de los cinco puntos de protesta para conmemorar el aniversario y recordar a los casi 200 muertos por disparos de Israel desde el inicio de la Gran Marcha.

Una comisión de la ONU investigó recientemente estas muertes y concluyó en un informe que «hay bases razonables» para creer que los soldados «cometieron violaciones de los derechos humanos y la ley humanitaria, en algunos casos constitutivas de crímenes de guerra o contra la humanidad». La Policía controlaba los accesos y, una vez dentro, personal con chalecos de color naranja advertía de la peligrosidad de acercarse a la verja, allí donde solo llegaban reducidos grupos de jóvenes para desafiar a los soldados con piedras y «cuchillos, explosivos y granadas», según informaron las fuerzas israelíes.

«La contención demostrada hoy por Hamás no la hemos visto en todo el año (…) Esto pone de manifiesto que son ellos quienes controlan las movilizaciones y determinan los calientes que pueden ser», declaró el portavoz del Ejército, general Ronen Manelis. Otra de las medidas de precaución adoptadas por los organizadores fue la de alejar los campamentos de protesta a una distancia de 700 metros de la verja. A esta distancia permanecieron la inmensa mayoría de manifestantes que vivieron un día festivo entre discursos y la música patriótica que atronaba desde los altavoces.

Aliviar el bloqueo

En una fecha tan señalada no faltaron en la protesta los líderes de Hamás. El máximo responsable de los islamistas, Yehya Sinwar, declaró a los medios que «en los próximos días esperamos terminar las negociaciones y alcanzar medidas concretas para aliviar el bloqueo». Esta es la prioridad de la facción palestina que manda en la Franja y que, como ocurre con Israel, no parece que esté dispuesta a afrontar una nueva guerra en estos momentos. La otra reivindicación de la Gran Marcha es el regreso de los refugiados a sus tierras, pero está fuera de cualquier mesa de diálogo a corto plazo aunque sea un derecho reconocido por la resolución 194 de Naciones Unidas. Ismael Haniye, ex primer ministro cuya oficina fue bombardeada esta misma semana, también caminó en la marcha conmemorativa.

El aparente entendimiento entre israelíes e islamistas no significa que las movilizaciones en la frontera vayan a finalizar, porque «se trata de derechos a los que no podemos renunciar y por eso debemos seguir apostando por esta vía pacífica de presión a Israel», apuntó Istiklal, miembro del comité organizador. A las cinco de la tarde, los móviles de miles de gazatíes recibieron un mensaje de texto de Hamás para recordar que debían manifestarse «de forma pacífica».

Poco después se anunció por megafonía el final de las protestas y el personal de seguridad comenzó a desalojar las acampadas. Fue el epílogo del primer aniversario de una Gran Marcha del Retorno en la que ambos lados de la verja demostraron que pueden hacer mucho más para evitar tantos muertos y heridos.

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