Theresa May gana la votación sobre el Brexit en el Parlamento pese a la amenaza de rebelión en sus filas

La Cámara de los Comunes ha rechazado una enmienda que cedía al Parlamento parte del control del Gobierno sobre la fase final de las negociaciones sobre la salida del Reino Unido de la Unión Europea

Iván Alonso

Este martes ha sido una de esas, tantas, jornadas clave que está deparando el brexit en Reino Unido. La Cámara de los Comunes era de nuevo el escenario para demostrar la profunda división que vive el país con este tema y sobre todo los problemas que tiene el Gobierno británico para sacarlo adelante.

Se atisbaba una nueva derrota parlamentaria de Theresa May infligida por parte de varios diputados de su propio partido en una de las enmiendas clave que los lores habían impuesto a la llamada « Ley del Brexit ». En ella, se exigía un voto significativo del Parlamento al acuerdo final que se tome con Bruselas, en resumen, que sean sus señorías los que tenga el poder de dictar la estrategia del Brexit en caso de que estos rechacen el texto final.

Finalmente, la rebelión prevista por parte de los conservadores proeuropeos no se llevó a cabo (la enmienda se rechazó por 324 votos en contra y 298 a favor ) porque el Gobierno les prometió que tendrían el poder de enmendar y votar una moción parlamentaria en su momento. Algo que el propio Ejecutivo redactará como nueva medida en la ley rompiendo su primera opción que era la de dar a elegir al Parlamento entre votar que sí el texto final o salir de la UE sin acuerdo y de forma abrupta el próximo 29 de marzo.

Las concesiones que finalmente se hagan a estos rebeldes se irán negociando en los próximos días, pero lo que parece claro es que el Ejecutivo no está dispuesto a aceptar la petición de que sean los parlamentarios los que tomen el control de las negociaciones en última instancia.

Pelota para el bando proeuropeo

Una «victoria» para May, que había hecho un llamamiento a la unidad en las filas de su partido a principios de esta semana, no salir derrotada pero se trata de otro fracaso más en su estrategia al tener que dar, de alguna forma, el bastón de mando a la Cámara prometiendo consultar a los Comunes sus siguientes movimientos si estos tumban en octubre el acuerdo final y no hay uno nuevo antes del 30 de noviembre. De hecho, en esos momentos, los diputados podrían incluso, si finalmente se salen con la suya, plantear la celebración de un segundo referéndum.

Por tanto, el bando proeuropeo vuelve a tener la pelota en su tejado dando un golpe de efecto ante los más brexiters del Gobierno, a los que, a buen seguro, no les habrá gustado nada esta nueva situación.

Esta enmienda era una de las 15 que los lores habían implantado en la Ley del Brexit y que se seguirán debatiendo en el día de hoy. Tras las concesiones del Gobierno , todas las que se votaron ayer (7) fueron rechazadas, como por ejemplo la que pedía no fijar el 29 de marzo de 2019 como fecha definitiva para la salida de la UE. Algo que finalmente formará parte del proyecto de ley.

Entre las que se incluyen hoy resaltan dos interesantes; la de exigir a los ministros que «describan al Parlamento» los pasos que han dado para negociar «seguir participando o no en la unión aduanera» después del Brexit y la que pide al Ejecutivo que negocie la membresía británica del Área Económica Europea que dejaría a Reino Unido en una situación similar con la UE a la que tiene Noruega.

Lo que dejó el día de ayer también fue la dimisión del secretario de estado de justicia Stephen Lee. Todo porque, cuando la rebelión parecía segura, el se alineó con los «tories» rebeldes y se apresuró a asegurar que votaría en contra del dictamen del Gobierno, aunque finalmente tras las concesiones se abstuvo. Lo hacía porque, según él, este “pretende limitar el papel del Parlamento en su contribución al resultado final del proceso de salida de la UE”.

En su escrito de renuncia, Lee europeísta y reconocido votante a favor de la permanencia en el club comunitario en el referéndum de 2016, apostaba porque aún hay tiempo para dar forma a un brexit suave “ya no se puede dar marcha atrás al reloj y es imposible volver a como estábamos antes del referéndum” asegura. Por eso cree que ahora que es irreversible “hay que hacerlo bien y no de la manera irresponsable” con la que se está llevando a cabo.

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