La primera ministra británica, Theresa May, durante una recepción con miembros de la Policía este jueves en Downing Street
La primera ministra británica, Theresa May, durante una recepción con miembros de la Policía este jueves en Downing Street - AFP

Theresa May fulmina al núcleo duro de Cameron

Hollande le exige un Brexit rápido, y Francia y Alemania critican a Boris Johnson

Corresponsal en Londres Actualizado: Guardar
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En 1979, Margaret Thatcher formó su primer gobierno: todo hombres. Por aquel entonces solo había ocho diputadas conservadoras. Ahora la segunda primera ministra del Reino Unido, Theresa May, ha situado a mujeres al frente de los ministerios de Justicia, Interior y Educación. Además ha perdonado a su rival por la sucesión de Cameron, Andrea Leadsom, que la hizo de menos por no ser madre, y la ha nombrado ministra de Medioambiente.

Sabido es que a Thatcher fue la Dama de Hierro. ¿Será May la Dama de Acero? Hay similitudes. Ambas son clase media, salidas de la Inglaterra más atemporal, impregnada de sentido del deber y de una austeridad casi congénita. May es hija de un reverendo.

Thatcher de un tendero que era feligrés entregado de la Iglesia anglicana. Ambas estudiaron en Oxford, pero a puro pulso, no por el camino de Eton, por donde transitaron Cameron y la mayoría de su clan.

Es dudoso que May tenga la capacidad intelectual y el arrojo de Thatcher, que asumió una destrucción creativa para cambiar la faz de su país. La nueva «premier» no parece una reformista, pero sí ha mostrado mano de hierro en sus primeras horas. Este jueves completó un Gobierno de sesgo derechista, que en realidad supone un barrido del núcleo duro de Cameron. Si nada más ser nombrada fulminó a George Osborne, a primera hora del jueves echó a Michael Gove, justamente cuando se cumplían dos semanas del día en que presentó su candidatura a primer ministro apuñalando a su socio por el Brexit, Boris Johnson.

Solo han resistido cuatro ministros de Cameron (Defensa, Salud, Gales y Escocia)

Además ha prescindido del viscoso ministro de Cultura, Whittingdale, embarcado en una guerra con la BBC y embadurnado por llevar a viajes oficiales a una prostituta. También ha relevado a Nicky Morgan, emergente ministra de Educación de Cameron.

El gallinero de la bancada conservadora de los Comunes, repleto ahora de cameronistas liquidados, va a ser un bullir de conspiraciones. En la noche en que salió de Downing Street, Cameron ya fue visto intercambiando penas con su amigo Osborne en un café portugués de North Kensington.

Solo han resistido cuatro ministros de Cameron (Defensa, Salud, Gales y Escocia). En el gabinete hay 16 titulares que hicieron campaña por el «Remain», entre ellos May, aunque apenas se mojó, y siete del Brexit. Pero la primera ministra ya ha prometido cumplir el mandato del pueblo y salir de Europa.

Hollande le exigió este jueves un Brexit ya: «Cuanto más rápido sea la acción de salir de la UE, mejor será para la futura relación del Reino Unido y la UE». El presidente que paga a su peluquero 9.000 euros al mes también dejó un aviso a los ingleses: «No podrán tener fuera de la UE lo que tienen dentro».

Acusado de mentir

Mientras, los ministros de Exteriores de Francia y Alemania se han despachado contra su florido nuevo colega inglés, Boris Johnson. Jean-March Ayrault, el galo, lo acusó de haber mentido a los británicos. El germano Steinmeier lo tildó de figura «monstruosa»: «El Reino Unido está experimentando un rudo despertar con la irresponsabilidad de políticos que los animaron al Brexit y cuando se hizo real no asumieron sus responsabilidades y se fueron a jugar al críquet». Alusión cierta a lo que hizo Johnson. Las cancillerías europeas acusan todavía los ataques del rubio ministro de May en campaña, cuando comparó a la UE con Napoleón y los nazis.

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