Testimonios desde Ucrania

«En Ivankiv los rusos están matando a civiles y arrasando casas», dice Marchenco tras huir de Kiev

La joven, que ha tardado 18 horas en recorrer 500 kilómetros, explica aterrada que saboteadores rusos marcan sus objetivos para atacar

Yuliia Marchenco Y. Marchenco

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«En Ivankiv donde viven mis padres y nací yo, están matando a civiles y arrasando las viviendas . La gente está escondida y con las luces apagadas por la noche para evitar que les ataquen. Estamos aterrorizados. ¡Dios mío!, que pare ya esta maldita guerra ideada por Putin sin ninguna razón. Queremos vivir en paz y en libertad». Así lo relataba este sábado, con la voz entrecortada por la emoción, Yuliia Marchenco, la joven ucraniana de 29 años que este viernes huyó del asedio de Kiev, la localidad en la que residía hasta ahora, junto a su marido, una cuñada y su sobrina rumbo un lugar seguro, como ya informó ABC.

El viaje ha sido infernal. «Hemos tardado 18 horas en recorrer 500 kilómetros, los que nos separaban de un pueblecito en la zona de los Cárpatos cercano a la frontera con Rumanía», precisa. Salieron a las tres de la tarde del viernes de la capital y han llegado a su destino a las nueve de la mañana de este sábado. Obligados a cambiar de rumbo por los ataques de los militares rusos, confiesa que han tenido suerte. «En una zona, cerca de Khmelnitsky bombardearon el aeropuerto justo después de que nosotros rebasáremos el lugar. Ahora estamos bien y esperamos que el ejército ruso no llegue hasta aquí», recalca.

«El trayecto ha sido tan largo porque en la entrada de cada ciudad había puestos de control de nuestros soldados que revisaban la documentación para asegurarse de que no erámos el enemigo; en uno de ellos, tardamos la friolera de cinco horas », explica Yuliia.

Su relato prosigue: «Hay muchos saboteadores rusos repartidos por todo el país que marcan caminos, casas y otros lugares para bombardearlos atacar. Otros se disfrazan de policías ucranianos para atacar a miembros de nuestro ejército y obtener información de sus planes, del estado de las ciudades con el fin de preparar una agresión».

Yuliia y su familia se sienten, de momento, seguros en casa de unos amigos de su marido, pero viven con la incertidumbre y con el miedo de no saber qué sucederá .

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