Donald Trump, en un mitin en Ohio
Donald Trump, en un mitin en Ohio - AFP

Temor republicano por la deriva radical que encumbra a Donald Trump

El millonario se refuerza al frente de la carrera de las presidenciales de EE.UU. con mensajes de odio antimusulmán

WASHINGTON Actualizado: Guardar
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Para Donald Trump no parece haber límites. Todo con tal de mantenerse al frente. En su momento más débil y con su liderato amenazado cuatro meses después, el intuitivo millonario aprovecha el terremoto de los ataques de París para reforzarse al frente de la campaña. El fin justifica los medios. En una furiosa andanada contra el mundo musulmán, Donald Trump ha invertido la última semana en dejar claro al inquieto votante republicano quién es el más radical: el anuncio de derribar mezquitas, la propuesta de crear un registro de musulmanes, la amenaza de retomar los polémicos interrogatorios mediante ahogamiento y la acusación de que miles de musulmanes celebraron el 11-S en Nueva Jersey, constituyen el sonoro documento de hasta dónde está dispuesto a llegar el millonario.

Un extraño personaje al que nadie se atreve a meter mano. Mientras los aspirantes y el establishment republicanos, temerosos de su reacción, se inquietan pero callan, las televisiones siguen regalando minutos que Trump se ahorra en propaganda electoral. Algunos periódicos empiezan a preguntarse si no se ha ido demasiado lejos en el alimento de una bestia que, de parecer tan ficticia, hoy es más real que nunca.

Prueba del miedo que provoca el millonario es la reacción del gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie, quien, preguntado por la supuesta celebración musulmana tras el ataque a las Torres Gemelas, que Trump asegura que vio en televisión, se ha limitado a decir que “él no recuerda esa celebración, pero yo no recuerdo todo lo que pasa”.

Desde que el magnate neoyorquino irrumpiera en escena a principios del verano, a medida que el tiempo consolida sus opciones, la preocupación en el establishment republicano es creciente. Pero el partido, que ya logró en su día el compromiso de Trump de no hacer campaña contra el futuro nominado a la Presidencia (aunque para muchos es papel mojado), no quiere romper su neutralidad en la carrera. Ni para plantear correcciones al privilegiado trato televisivo de que disfruta el millonario. Sólo algunos precandidatos rivales se han atrevido a hacerle frente, y todos han salido malparados. El último es el gobernador de Ohio, John Kasich, con quien Trump ya ha tenido varios enfrentamientos verbales en los debates televisados. Su campaña ha difundido un vídeo que, presentado con sus imágenes ridiculizantes, pregunta al espectador si alguien como el millonario puede llegar a ser presidente y comandante en jefe de Estados Unidos.

Que el votante republicano de primarias represente apenas el 16% del total del electorado de Estados Unidos, y que de ese porcentaje Trump no sume más del 30%, significaría un apoyo del 5% de los votantes norteamericanos. Un arma de doble filo: si por un lado refleja que su apoyo no es tan grande, por el otro señala que difícilmente sería capaz de derrotar a Hillary Clinton en unas elecciones. El gran motivo para el temor republicano.

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