Hermann Tertsch

El techo de Corbyn

Jamás gobernará el Reino Unido por mucho que los conservadores se despedacen entre sí

HERMANN TERTSCH

Creía Jeremy Corbyn que se iba a comer el mundo en estas elecciones municipales parciales, el primer pulso serio a la opinión pública desde las pasadas elecciones generales. Estaba convencido de que para el perro flaco de Theresa May todo serían pulgas. Y de que un éxito laborista en el total de concejalías disputadas y con la conquista de ciertos consejos municipales dispararía sus expectativas tras unas elecciones generales en las que los conservadores habían perdido la mayoría absoluta. Pero lo cierto es que la socialdemocracia, incluso la muy específica británica, agoniza en toda Europa y en esto el Reino Unido es más europeo de lo que cree. El fiasco laborista es contundente. Los liberal-demócratas suben un poco. El UKIP se hunde, ya que el Brexit lo ha vaciado de contenido y hasta de dirigentes. Esto ha ayudado a los conservadores a mantenerse mejor de lo previsto.

El liderazgo laborista no puede ocultar el fiasco de sus expectativas. Corbyn fracasa en el momento de mayor debilidad de los conservadores. Cuando le acaba de dimitir a May el cuarto ministro en seis meses. Con un serio problema para explicar el injusto e inmoral maltrato con el amago de deportación a la generación Windrush de inmigrantes de colonias caribeños llegadas tras la guerra. Con la agitación izquierdista, la baja popularidad de la primera ministra y serios líos dentro del partido conservador. Pues no ha logrado quitarle a los conservadores ni Kensington en Londres, pese a la catástrofe del incendio del edificio Grenfell con sus 71 muertos y el eco de la chapuza de su reforma y gestión.

Cada vez parece estar más claro que el laborismo «podemizado» en el izquierdismo mantiene en el liderazgo a un Corbyn que jamás gobernará el Reino Unido por mucho que los conservadores se despedacen entre sí. Con la economía boyante pese a todos los agoreros que hablaban del hundimiento tras el Brexit, la dirección izquierdista e ideologizada de Corbyn parece tener un techo. Que puede haber bajado además con actitudes odiosas de antisemitismo que han manchado al laborismo desde la misma llegada de Corbyn, pero muy especialmente en estos pasados meses.

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