Tailandia vota en unas «elecciones a medida» para que el Ejército no pierda el poder

El control militar del Senado da una gran ventaja a su candidato, el general Prayut, frente a los «camisas rojas» del ex primer ministro Thaksin

Un hombre pasa frente a un retrato del Rey de Tailandia y un cartel electoral en Bangkok Afp
Pablo M. Díez

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Es el signo de los tiempos: « Fake news », democracia de redes sociales y elecciones falsas. Por primera vez desde el golpe de Estado que dio el Ejército en 2014, Tailanda acude este domingo a las urnas para elegir Gobierno. Aunque en teoría supone una vuelta a la democracia, se trata de unos «comicios a medida» para que la Junta militar no pierda el poder.

Para ello, en 2017 promulgó una nueva Constitución que, aprobada en referéndum, otorga a los generales del denominado Consejo Nacional para la Paz y el Orden la potestad de nombrar a los 250 senadores de la Cámara Alta. Junto a los 500 diputados del Congreso, que sí son elegidos mediante sufragio universal, ambas cámaras designarán al primer ministro por una mayoría de 376 votos. Eso significa que el partido con el que concurren los militares solo necesita 126 diputados del Congreso para alzar como primer ministro a su candidato: el general Prayut Chan-o-cha , jefe de la Junta. Además de su partido, que se llama Palang Pracharat , tiene como aliados a otras dos fuerzas de reciente creación que le darán sus votos: Reforma Popular y Ruampalang Prachachar Thai .

Enfrente tienen a los partidarios de dos antiguos primeros ministros: el multimillonario Thaksin Shinawatra , derrocado por un golpe militar en 2006 y fugado a Dubái por una condena por corrupción, y su hermana Yingluck , depuesta en mayo de 2014 por el Tribunal Constitucional por nepotismo. Solo unos días después, el Ejército dio su vigésimo golpe de Estado desde la abolición de la monarquía absoluta en 1932, el duodécimo con éxito, y acabó con su Gobierno.

Actualmente se encuentra también en el exilio al haber sido condenada a cinco años de cárcel por abuso de poder y por el fraude de los subsidios al arroz. Su Gobierno le compraba a los campesinos arroz por el doble de los precios del mercado, lo que le habría costado a las arcas del Estado 18.000 millones de dólares ( 15.920 millones de euros ) y le habría servido a su partido para seguir ganando votos en el mundo rural.

Apodados los «camisas rojas», sus seguidores proceden de la paupérrima región agraria de Isán, al nordeste del país, y de las clases más humildes. Aunque los Shinawatra no pueden presentarse, su partido, Pheu Thai , parte como favorito. Pero su candidata, Sudarat Keyuraphan , debería obtener 376 de los 500 escaños del Parlamento para neutralizar la ventaja de los militares en el Senado.

Y eso no parece fácil por la enorme cantidad de grupos políticos que participan en estas elecciones: 81 partidos que presentan 68 aspirantes a primer ministro y unos 14.000 candidatos en 350 circunscripcions y listas nacionales. En los comicios de 2011, el partido de los «camisas rojas» obtuvo 265 diputados en el Congreso, pero, con la nueva ley electoral, se quedaría con solo 225.

En previsión de posibles coaliciones, serán decisivas otras fuerzas políticas prodemocráticas como el Partido Liberal , los Comunes y Futuro Adelante . No podrán contar con el partido Thai Raksa Chart, disuelto en plena campaña electoral por presentar como candidata a la hermana mayor del rey, la princesa Ubolratana .

Entre estos dos bloques, la balanza podría inclinarse a un lado u otro gracias a una serie de «fuerzas bisagra» como el Partido Demócrata del ex primer ministro Abhisit Vejjajiva . Apoyado por los «camisas amarillas», que lucen el color real y pertenecen a las clases medias y altas urbanas, antes se alineaban con el Ejército en contra de los «camisas rojas».

Pero los casi cinco años de dictadura militar han traído un recorte de las libertades y un empeoramiento de la economía que, junto a la sed de poder demostrada por el general Prayut, han hecho que los demócratas se distancien del Ejército. Presentándose como una tercera opción frente a la familia Shinawatra y a la Junta militar, Abhisit Vejjajiva ya ha dicho que no apoyará a Prayut.

Un empresario de éxito

Aunque limitado por el control militar del Senado, el futuro de Tailandia está ahora en manos de sus 51,4 millones de electores , entre los que hay siete millones de jóvenes que votan por primera vez. Su partido preferido es el Futuro Adelante de Thanathorn Juangroongruangkit , un empresario de éxito con 40 años y buena planta que aboga por renovar la política tailandesa. De todos los tailandeses consultados por ABC, los mayores se inclinan por la candidata proThaksin y los jóvenes por Futuro Adelante, coincidiendo en su desprecio por el general Prayut.

Demostrando las ganas que hay de democracia, más de 2,2 millones de personas abarrotaron las urnas en las primeras votaciones celebradas el domingo pasado, casi el 90% de los que podían hacerlo. Un considerable aumento con respecto a los 1,4 millones (el 55% del censo adelantado) que lo hicieron en las últimas elecciones, celebradas en 2011.

Ocho años después, la democracia vuelve a Tailandia, pero a la medida para que la Junta militar conserve el poder durante el próximo lustro. Hoy se verá si los votos del pueblo pueden derrotar al control militar del Parlamento.

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