José M. de Areilza - MONNET & CO.

El tablero del Brexit

No hay ningún proyecto de la UE en ciernes mejor que conseguir la permanencia del Reino Unido

José M. de Areilza

José M. de Areilza

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La Unión Europea resuelve bien las crisis en el último minuto. En el endiablado tablero del Brexit, la mejor solución es la demora. Angela Merkel ha sido la líder europea que ha entendido mejor la envergadura histórica del momento. Ha conseguido quitar presión al Reino Unido para que pueda repensar su salida de la UE. A cambio, Emmanuel Macron ha terminado aislado en el Consejo Europeo tras imitar sin mucha convicción al general De Gaulle. Sus invocaciones a favor de mantener los principios, lograr claridad y vigilar a los británicos han sonado huecas entre sus colegas.

Los mecanismos institucionales y jurídicos de la UE son suficientes para garantizar que el Reino Unido no va a bloquear ni frenar la integración de aquí a octubre. Es ya un Estado miembro con asterisco, es decir, en proceso de salida y con influencia política muy disminuida. Por otra parte, Macron se autoengaña al proclamar que sus propuestas para un «renacimiento europeo» pueden verse afectadas negativamente por retrasar o repensar el Brexit.

No hay ningún proyecto de la UE en ciernes mejor que conseguir la permanencia del Reino Unido. El rediseño de la moneda común, la definición de una política migratoria, los pasos hacia una seguridad y una defensa compartidas, el desafío de la transformación digital, son todos retos urgentes y muy reales. Pero no hay ningún deseo por parte de Alemania y de los demás socios -en el fondo, tampoco en Francia- de transferir más recursos y competencias a Bruselas.

La otra perdedora de esta negociación ha sido Theresa May. La primera ministra se ha tenido que desdecir de todas sus promesas sobre el Brexit y su partido está abierto en canal. La mitad de los conservadores busca reemplazarla antes de la conferencia tory en octubre. Indignados por su intento de pacto con los laboristas, no quieren participar en las elecciones a la cámara de Estrasburgo, que solo servirá de altavoz a los europeístas. Los laboristas recelan de Jeremy Corbyn. En su mayoría se inclinan por utilizar estos seis meses próximos para crear las condiciones que lleven a un segundo referéndum.

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