Seehofer, Pepito Grillo de Merkel

Opina que la canciller es «excelente» pero que hay que poner un límeite a los refugiados

Berlín Actualizado: Guardar
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Todavía resonaba en Karlsruhe la ovación recibida por Angela Merkel, cuando el presidente de Baviera, Horst Seehofer, se ha subido hoy al escenario del congreso anual de la Unión Cristianodemócrata (CDU). Como presidente de la Unión Socialcristiana bávara (CSI), socio menor de la gran coalición de gobierno de Berlín, Seehofer ha sido en las últimas semanas el mayor escollo en el camino de la política de refugiados de Merkel. Por eso su discurso suponía el último interrogante sobre si la familia política cristiana respalda por completo a la canciller alemana allí donde apenas unos días antes planteaba una feroz resistencia. La respuesta ha sido un «sí, pero…».

Seehofer no ha querido dejar duda alguna acerca de la unidad de la derecha alemana.

«Angela, sabes que estamos contigo y que te apoyamos en todo», dijo, enumerando los acuerdos en las últimas decisiones tomadas. «Hemos firmado tu documento sobre la política de refugiados desde el primer hasta el último punto», insistió, garantizando que no será la CSU quien vaya a plantear problemas añadidos a Merkel en la gestión de esta crisis. «Pero solo podremos llevar a cabo esa política si no nos quedamos en las grandes palabras y nos ocupamos de lo que de verdad preocupa a la gente», añadió, adoptando el papel de Pepito Grillo y aludiendo veladamente a un descontento en el electorado ignorado por la canciller y que está dando crecientes alas a la extrema derecha.

«Sobre los términos límites o reducción significativa, podemos llamar a lingüistas que nos ayuden a diferenciarlos con precisión, pero eso no es lo que a la gente le interesa», ha dicho en referencia al acuerdo en el que la CSU ha renunciado a su exigencia de establecer «límites» a la acogida de refugiados. Allí donde Merkel proclama la «cultura de la acogida», Seehofer viene defendiendo la «cultura de la razón», con límites cuantitativos a los contingentes de refugiados por nacionalidades. «Si no ponemos un límite, en 2016 la cifra de los que seguirán llegando superará la de este año. Y ningún país de la tierra puede asumir de forma ilimitada la llegada de refugiados. Tampoco Alemania», ha insistido, subrayando ese elemento «diferenciador» aunque asumiendo una posición en segundo plano.

«Excelente canciller»

«Tenemos una canciller excelente», ha reconocido, «que nos representa de forma excelente en todo el mundo… y con la que se pueden tener discusiones excelentes», ha mostrado su aceptación en la distancia. Y también ha dejado un guiño que seguramente explica el giro que le ha llevado a pasar de una hostilidad casi grosera, de la que hizo gala en el reciente congreso de la CSU al que Merkel asistía como invitada, a una alabanza a su excelencia como canciller y estadista. Y ese motivo no es otro que las generosas ayuda que el gobierno federal ha concedido a Baviera para ayudar a su administración a lidiar con la acogida. «Quiero dar las gracias fervientemente, esto es algo que no puedo dejar de decir, al gobierno y a la canciller... y al ministro de Finanzas».

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