Sarkozy se niega a responder ante el Tribunal que juzga el escándalo de los sondeos del Elíseo por corrupción

El expresidente ha sido condenado este año a varias penas de cárcel, con remisión de pena, pero presentó sucesivos recursos que justificarán nuevos procesos

Nicolas Sarkozy EFE

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Nicolas Sarkozy , ex presidente de la República , se ha negado a responder, como testigo, al Tribunal que juzga el escándalo de los sondeos de opinión que realizaban los miembros de su «guardia pretoriana» en el Elíseo, acusados de presuntos delitos de favoritismo y extorsión de fondos públicos.

Sarkozy juzga «perfectamente anticonstitucional» y « totalmente desproporcionada » su convocatoria. Y montó un pequeño «número» a primera hora de la tarde del martes: en pie, muy tieso, las piernas bien abiertas, las manos cruzadas y la boca cerrada, bien cubierta con su mascarilla sanitaria anti covid.

El proceso de los sondeos realizados en el palacio del Elíseo, entre 2007 y 2011, siendo Sarkozy jefe del Estado, comenzó hace dos semanas. Claude Guéant , secretario general del Elíseo, Emmanuelle Mignon, directora de gabinete, Patrick Buisson y Pierre Giacometti , consejeros políticos, son juzgados por presuntos delitos de favoritismo y extorsión de fondos públicos. Los más altos miembros de la "guardia pretoriana" presidencial son acusados de pagar con dinero público, sin cumplir mínimos requisitos «empresariales», unos sondeos públicos de ambigua utilización.

Siendo Sarkozy el primer beneficiario político de esos sondeos, el Tribunal decidió convocar al ex presidente como simple testigo. Sarkozy comenzó anunciando su decisión de no responder al requerimiento de la justicia. Finalmente, aceptó presentarse ante el Tribunal, para denunciar lo que considera un «abuso intolerable» y dejar constancia de su rechazo más absoluto.

Sarkozy aceptó gustoso prestar juramento ante la trigésimo segunda cámara correccional del Tribunal de París , pero se limitó a leer esta declaración de principios: «Lo juro. Me enteré por la prensa que la presidenta del Tribunal estaba dispuesta a forzar mi presencia, recurriendo a la fuerza pública, como testigo. Desde mi punto de vista, esta decisión no es constitucional y es totalmente desproporcionada. Hay un principio esencial de las democracias: la separación de poderes. Y, en tanto que presidente de la República, no tengo porqué responder de la organización de mi gabinete ni de la manera que ejercí el poder».

Tras esa declaración de principio, la presidenta del Tribunal decidió interrogar al presidente. En vano. Sarkozy se puso en pie, chulo como un ocho, luciendo los talones con realce de sus zapatos, brazos cruzados y enarbolando su mascarilla sanitaria para mejor subrayar su decisión de guardar silencio, la boca cerrada.

Una hora y media después de su llegada al Tribunal, Sarkozy decidió marcharse. Sin dar más explicaciones.

El proceso sigue su curso. La guardia pretoriana de Sarkozy, a su paso por el Elíseo, corre el riesgo de multas de cierta severidad, cuando menos. El expresidente ha sido condenado este año a varias penas de cárcel, con remisión de pena, pero presentó sucesivos recursos que justificarán nuevos procesos, en fecha todavía desconocida.

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