Sarah Palin busca venganza contra ‘The New York Times’
Las probabilidades de que la política conservadora e irreverente gane el juicio contra el periódico neoyorquino son escasas. Pero en el clima político y judicial polarizado y tóxico de Estados Unidos todo puede pasar
Sarah Palin fue durante años el capazo de las hostias de la prensa estadounidense. Era muy poco conocida fuera de Alaska, el estado del que era gobernadora, hasta que se convirtió en candidata a vicepresidenta por el partido republicano en las elecciones de 2008. Fue una elección arriesgada del candidato a la presidencia John McCain que revolucionó aquella campaña, la que llevó a Barack Obama a la Casa Blanca .
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Los medios afilaron el colmillo con Palin, una voz conservadora, irreverente e inclinada a la polémica. Criticaron sus posiciones sobre el acceso a las armas , su simpatía con la industria petrolera y su oposición a cambios sociales como la legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo. Se la ridiculizó hasta el extremo, como en las imitaciones legendarias de Tina Fey en el programa satírico ‘Saturday Night Life’.
El diario relacionó un tiroteo mortal con la retórica política de Palin. Después rectificó, pero eso no bastó
Pero en la América republicana, en la ola antigubernamental y de oposición a las instituciones que Donald Trump surfeó en 2016, Palin ganó mucha popularidad. Fue abanderada del ‘Tea Party’ y conservó el favor del electorado conservador, pese a que la mofa de los sectores izquierdistas no paró. Ahora Palin busca venganza contra la prensa ‘progre’ y ha llevado a juicio a su principal representante, ‘The New York Times’. Esta semana estaba previsto el inicio de un juicio sobre una demanda de difamación que interpuso contra el diario en 2017. El motivo fue que a la sección de opinión del rotativo se le fue la mano con su animosidad habitual con Palin. Un editorial r elacionó un tiroteo acaecido en Arizona en 2011 –murieron seis personas y entre los heridos estaba la entonces congresista demócrata Gabrielle Giffords– con la retórica política de Palin . Más que una exageración, era una mentira a todas luces. ‘The New York Times’ reconoció el error y corrigió el editorial.
Pero eso no bastó a Palin, que llevó al diario ante la justicia . Contra lo que suele ocurrir, y después de un periplo procesal de cuatro años, la demanda por libelo ha acabado en un tribunal. El juicio puede tener un gran impacto: para el ‘Times’ y para las protecciones de la prensa en general. En primer lugar, servirá para arrojar mierda al ventilador sobre la cobertura del periódico a Palin. Empezando por el entonces jefe de Opinión, James Bennet, que según los abogados de Palin, tenía una tirria insoportable a la republicana.
El juicio podría cuestionar los límites de la difamación en prensa. La primera enmienda de la Constitución, la que establece la libertad de expresión, da protecciones muy amplias. La jurisprudencia hasta ahora impone que tiene que haber «malicia» por parte del periódico y la mayoría de demandas no sobreviven. Las posibilidades de que Palin gane el juicio son escasas. Pero en el clima político y judicial polarizado y tóxico de EE.UU. todo puede pasar . Si pierde, Palin recurrirá y varios jueces del Tribunal Supremo han dado muestras de querer rebajar la protección de la que goza la prensa. De momento, el juicio ha tenido que retrasarse unos días . Palin, que ha mostrado su oposición a las restricciones durante la pandemia, dio ayer positivo. «Por supuesto, no está vacunada», protestó el juez del caso, Jed Rakoff. Pero la existencia de difamación no dependerá de él , sino de un jurado de doce ciudadanos. Palin pidió retrasar el juicio porque quiere convencerles en persona.
