Rohani saluda durante su comparecencia del domingo
Rohani saluda durante su comparecencia del domingo - REUTERS

Rohani se enfrenta ahora al Irán conservador que recela del acercamiento a Occidente

Las elecciones parlamentarias del 26 de febrero dirán si avanza el reformismo

Corresponsal en Jerusalén Actualizado: Guardar
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El presidente de Irán, Hasán Rohani, tenía claro desde que ganó las elecciones en 2013 que la mejora de la economía del país pasaba por el levantamiento de las sanciones internacionales, y lo ha conseguido. A cambio, Irán limita el enriquecimiento de uranio, ha desmantelado más de 12.000 centrifugadoras, desmantelado el reactor de agua pesada de la central de Arak… demasiadas concesiones para el sector más duro de un régimen que 37 años después de la victoria de la revolución islámica se enfrenta a una nueva era en la que sus dirigentes conversan y se estrechan la mano con líderes de Estados Unidos, considerado hasta ahora el ‘Gran Satán’.

En un discurso televisado a la nación, el presidente anunció que este pacto «es una prueba de que podemos interactuar con el mundo por el bien de nuestra nación.

El pueblo de Irán ha demostrado que la interacción constructiva es el camino correcto». Un mensaje directo al mundo, pero también al sector más duro del régimen que se resiste a las reformas y a la influencia occidental que puede acarrear esta nueva era libre de sanciones.

Un giro aperturista que podría reforzarse con una victoria reformista en las elecciones parlamentarias del 26 de febrero, unos comicios que pueden alterar el equilibrio de fuerzas interno.

Romper tabúes

El tándem formado por Rohani y su ministro de Exteriores, Javad Zarif, ha demostrado su capacidad de llegar a acuerdos con Occidente y romper tabúes instaurados desde el triunfo de la revolución islámica en 1979. También han sido capaces de lograr el apoyo del Líder Supremo, Ali Jamenei, y del parlamento para sellar el acuerdo nuclear, pero este apoyo ha sido puntual y el marcaje al discurso moderado del presidente es firme. El actual parlamento, la Asamblea de Expertos, órgano que tiene la capacidad de elegir al Líder Supremo, el Consejo de Guardianes, órgano que tiene el poder de vetar todos los candidatos a elecciones parlamentarias, la radio y televisión nacionales y otras muchas organizaciones clave de Irán están en manos de los conservadores.

Mientras la prensa reformista alababa el levantamiento de las sanciones, diarios conservadores como ‘Vatan e-Emrouz’ titulaban su primera página «Funeral nuclear» e incidían en las concesiones que había tenido que hacer la república islámica para lograr el visto bueno del 5+1, grupo negociador formado por Estados Unidos, Rusia, China, Francia, Reino Unido y Alemania. «Que nadie espere milagros tras el levantamiento de las sanciones», advertía el columnista conservador Sadeq Zibakalam, en las páginas del diario Arman-e Emrouz.

«Los analistas se centran en el impacto que el acuerdo tiene en la política exterior de Irán, pero a los iraníes solo les interesan las posibles mejoras que puede acarrear en su economía y política domésticas», apunta Farhang Jahanpour, ex decano de la Facultad de Lenguas Extranjeras de la Universidad de Isfahán, en un artículo de la agencia IPS. Jahanpour subraya que «los conservadores están preocupados por la posible pérdida de fuerza de los valores revolucionarios ante la influencia occidental. Por ello el responsable de la poderosa Guardia Revolucionaria ha alertado de la “sedición nuclear” planeada para descarrilar a la república islámica de su camino revolucionario».

Demasiadas promesas

Mientras Rohani hablaba ante las cámaras de «una jornada histórica y excepcional para la historia de Irán», en las calles de Teherán, según las imágenes difundidas por los medios y las conversaciones mantenidas con varios teheraníes, no había demasiada expectación.

La negociación nuclear vivió su momento álgido hace seis meses, con la firma del tratado, cuando la capital se cubrió de banderas nacionales y los negociadores fueron recibidos como héroes a su regreso de Viena. Desde entonces la gente no para de recibir promesas sobre la lluvia de millones de dólares que va a caer sobre el país con el levantamiento de las sanciones, pero que no termina de llegar al bolsillo del ciudadano medio, el que más duro ha pagado las sanciones.

Además de la mejora económica, la población espera lograr mayores libertades sociales y políticas. Otra de las promesas de un presidente que aspira a realizar los cambios desde dentro del régimen y con el apoyo de la mayoría.

Nada más terminar su discurso sobre la implementación satisfactoria del acuerdo nuclear, Rohani se dio de bruces de nuevo con la realidad del país. Según varios medios locales solo cuatro candidatos reformistas de Teherán han recibido la aprobación del Consejo de Guardianes para tomar parte en las próximas elecciones. Una decisión por la que el clérigo aseguró encontrarse «preocupado».

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