La republicana Karen Handel celebra la victoria en los comicios de Georgia (Estados Unidos)
La republicana Karen Handel celebra la victoria en los comicios de Georgia (Estados Unidos) - REUTERS

Revés demócrata en los comicios al Congreso, que refuerzan a Trump

Los republicanos han vencido en las cuatro elecciones legislativas de 2017

La prensa crítica «pierde» el referéndum al presidente en que había convertido el pulso de Georgia

CORRESPONSAL EN WASHINGTON Actualizado: Guardar
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El ruido mediático y el aparente desgaste de Donald Trump en estos endiablados cinco meses de batalla política poco han cambiado el paisaje real. El cerco al presidente por la presunta connivencia rusa del entonces candidato republicano no trae réditos electorales a la minoría demócrata. De las cuatro derrotas que ha acumulado en otros tantos comicios especiales al Congreso en lo que va de año, la más sintomática fue la disputa el martes por un asiento en la Cámara de Representantes por el estado de Georgia. Su candidato, Jon Ossoff, de treinta años, había desembarcado en el distrito número seis, donde no estaba ni registrado, con una recaudación de 23 millones de dólares, que han convertido esa campaña en la más cara de la historia.

Donantes liberales de ambas costas del país habían llenado las arcas de campaña del joven aspirante para que Donald Trump sufriera su primer gran revés, algo así como el principio de su fin. Los medios más críticos habían calentado el pulso de Georgia presentándolo como un referéndum a la gestión del presidente. El resultado no pudo ser más desolador: cuatro puntos de ventaja para la republicana Karen Handel, donde Trump había ganado por algo más de tres en la elección presidencial.

Ni siquiera fue consuelo para los demócratas que el distrito número seis hubiera votado al color rojo republicano desde que en 1979 se hiciera con el triunfo el hoy célebre senador Newt Gingrich. Ni que en la última elección, Tom Price, que dejó su asiento libre para incorporarse como secretario de Salud al gabinete de Trump, hubiera vencido por 21 puntos de diferencia. Numerosas voces demócratas lanzaron críticas a la gestión de la líder Nancy Pelosi, considerada madrina política y muñidora de la campaña política del candidato derrotado. Las palabras del congresista Seth Moulton (Massachusetts) pusieron el dedo en la llaga: «Necesitamos un nuevo mensaje, que hable del empleo y del futuro de la gente». Para un partido enfrentado y a la deriva, donde la pugna entre el clintonismo predominante y los partidarios de Sanders no ha hecho sino crecer, el dilema hoy es encrucijada: seguir mirando a 2016 y a la elección perdida, hasta forzar un impeachment (juicio político) contra Trump, de consecuencias inciertas, o refrescar el partido con nuevos candidatos e ideas que conecten con los norteamericanos, con vistas a las decisivas elecciones del midterm (mitad de mandato), cuando se renovarán parcialmente el Senado y la Cámara de Representantes, en noviembre de 2018. Su oportunidad de recuperar la mayoría perdida en 2010.

Las sugerencias también partían del enemigo político. Desde Twitter, un eufórico Donald Trump proponía a los demócratas sumarse a acuerdos para impulsar su agenda, en cobertura sanitaria, impuestos o infraestructuras, con esta coletilla: «¡La obstrucción no funciona!». El presidente asumió como propias las dos victorias del martes (la otra, en el distrito número 5 de Carolina del Sur), así como las que los republicanos obtuvieron antes en los estados de Montana y Kansas: «Es el triunfo de los que quieren que América vuelva a ser grande». Y no se ahorró su habitual aguijón para la prensa crítica, a la que volvió a acusar de difundir «fake news» (noticias falsas).

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