La represión en Cuba se extiende a los artistas independientes

El joven músico Denis Solís González ha sido condenado, en un juicio sumario, a ocho meses de prisión

Denis Solís González FACEBOOK

Jorge Enrique Rodríguez

Una oleada de operativos policiales violentos es la respuesta del régimen de Cuba al reclamo de un conjunto de artistas independientes que exigen la liberación de Denis Solís González , un joven músico condenado a prisión por un presunto delito de Desacato.

Miembro del Movimiento San Isidro , Solís González se encuentra actualmente en la prisión Valle Grande después de que un juicio sumario, celebrado apenas tres días después de su detención el pasado 9 de noviembre, le impusiera la sanción de ocho meses de privación de libertad.

El hostigamiento y la persecución contra Solís González es consecuencia del discurso contestatario que impregna su música, su activismo en las redes sociales y su posición política contra el régimen de La Habana. Estuvo entre el grupo de artistas independientes y activistas arrestados el pasado 10 de octubre, cuando acudieron a la sede del Movimiento San Isidro y fueron víctimas de un acto de repudio y detenciones policiales violentas.

Sin una orden judicial mediante y sin el consentimiento del artista, el pasado 7 de noviembre un oficial de la Policía Nacional violentó su domicilio. El hecho, transmitido en vivo desde su cuenta de facebook, provocó una discusión entre ambos y finalmente Solís González logró expulsar al policía, quien más tarde lo acusaría de Desacato.

A consecuencia de este suceso, integrantes del Movimiento San Isidro, activistas y periodistas independientes se movilizaron para manifestarse pacíficamente y reclamar su liberación inmediata. Como única respuesta recibieron una escalada de arrestos y golpizas denunciadas a través de las redes sociales y los medios de prensa independiente.

En una velada on line organizada este martes por integrantes del grupo Libertad Cuba Lab -que integran otro grupo de artistas y periodistas independientes cubanos de la isla y la diáspora- los miembros del Movimiento San Isidro confirmaron que se encontraban bajo el asedio, en su sede ubicada en Habana Vieja, de elementos de la Seguridad del Estado y efectivos de la Policía Nacional que le impiden abandonar el local para manifestarse por la liberación de Solís González.

El Movimiento San Isidro ha sido el colectivo de artistas independientes en la isla más reprimido y hostigado de manera violenta. Varios de sus integrantes han sufrido anteriormente golpizas violentas, arrestos y hasta cárcel, como los casos del artista plástico Luis Manuel Otero Alcántara y el rapero Maikel Pérez Castillo.

Campañas contra los decretos 349 y 370

«Por independiente en las artes entendemos una separación completa del artista y su obra de cualquier empresa, organización, institución, o política cultural que dicte dogmas y pretenda moldear nuestra misión», es una de las líneas que definen al Movimiento San Isidro, colectivo que ha protagonizado sendas campañas contra los Decretos 349 y 370, que coartan la libertad de expresión y de prensa.

No pocos activistas pro derechos humanos y periodistas independientes denunciaron también el silencio de la prensa extranjera acreditada en Cuba, ante esta escalada de represión violenta contra los artistas independientes en la isla. Recordaron además que el régimen cubano ocupa, por sexta vez, un asiento en la Comisión de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas, al tiempo que irrespeta todas las letras de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, así como los Pactos Internacionales de Derechos Civiles y Políticos y de Derechos Económicos.

La política cultural cubana fue decretada desde junio de 1961, cuando Fidel Castro definió en aquel discurso en la Biblioteca Nacional José Martí, conocido como «Palabras a los intelectuales», los destinos de Cuba en una frase: «dentro de la Revolución todo; contra la Revolución nada».

El encarcelamiento de Denis Solís González, así como la represión violenta contra los miembros del Movimiento San Isidro, es la continuidad de una política cultural basada exclusivamente en mecanismos de trasmisión de control ideológico y político.

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