Assange, el fundador de WikiLeaks, queda a un solo paso de sentarse en el banquillo en EE.UU.
El Gobierno británico da luz verde a su extradición tras varias apelaciones
Tras una década de encierro, defendiéndose de acusaciones de agresión sexual primero y espionaje después, el fundador de WikiLeaks, Julian Assange, podrá ser extraditado a Estados Unidos por los cargos que en este país pesan en su contra, según ha decidido el Gobierno de Reino Unido, que mantiene que el juicio en su contra sería justo y se le garantizarían sus derechos fundamentales. Un juzgado británico dictaminó en abril que Assange debía ser extraditado para rendir cuentas ante la justicia por la sustracción de material clasificado de las fuerzas armadas estadounidenses que fue publicado por WikiLeaks sin ocultar información sensible que según el Pentágono puso vidas en peligro. Aparte de ese caso, varias investigaciones judiciales y del legislativo norteamericano asocian a Assange a la Inteligencia rusa en su campaña a favor de Donald Trump.
El siguiente proceso era que la ministra del Interior británica, Priti Patel, autorizara la orden de extradición, algo que hizo ayer. El ministerio dijo en un comunicado que aprueba el traslado de Assange a EE.UU. porque «los tribunales del Reino Unido no han encontrado que sería opresivo, injusto o un abuso procesal extraditar al Sr. Assange». Los abogados de Assange apelaron hasta el Supremo británico. En primera instancia, un juez rechazó la solicitud de extradición alegando riesgo de suicidio. Las autoridades estadounidenses respondieron que sus condiciones serían las normales para cualquier reo, y que además no se le pediría la pena de muerte , que es legal en EE.UU. Finalmente el Supremo falló contra Assange.
Espionaje
El fundador de WikiLeaks está desde 2019 en la prisión londinense de alta seguridad de Belmarsh, pero s e encuentra allí por haberse saltado una condicional en 2012 y haberse refugiado en la Embajada de Ecuador durante siete años, mientras la Justicia de Suecia le buscaba por agresión sexual. Sobre el caso de abuso sexual no hubo fallo, pues la Justicia sueca lo desestimó por el largo tiempo transcurrido desde los hechos, pero los jueces británicos han mantenido a Assange en prisión a la espera de una decisión de extradición.
La Fiscalía de EE.UU. le atribuye a Assange 18 delitos relacionados con espionaje , en un proceso cuya pena máxima en caso de culpabilidad puede ser de hasta 170 años de prisión. Se le acusa de incitar a Chelsea Manning, entonces analista de Inteligencia militar, a robar material clasificado de las redes del Pentágono que luego acabó publicando WikiLeaks en internet. La revelación de ese material, sobre todo de las misiones bélicas de EE.UU., dejó al descubierto a informantes y colaboradores que fueron represaliados, siempre según el Pentágono.
Assange ha negado a través de sus abogados todas las acusaciones y mantiene que su labor es periodística. En otro caso separado, el fiscal especial Robert Mueller le ha a cusado de coordinarse con el Gobierno ruso para difundir material robado a la campaña electoral de Hillary Clinton en 2016. A Assange no se le va a juzgar, de momento, por esos últimos hechos. Manning, que se sometió a un cambio de sexo, fue juzgada por la justicia militar y condenada a 35 años de prisión por aquellos actos. Barack Obama la indultó.
Stella, la mujer de Assange, dijo ayer que este se vería abocado al suicidio si es extraditado a EE.UU., y que por eso va a recurrir la decisión de nuevo. «Le llevarán a quitarse la vida», recoge Reuters. «Vamos a utilizar todas las vías de apelación. Voy a pasar cada hora despierta luchando por Julian, hasta que esté libre, hasta que se haga justicia».
