Los refugiados abren la grieta de la gran coalición en Alemania

El vicecanciler Gabriel (SPD) se había mantenido alineado con Merkel (CDU), pero ahora marca distancias

Corresponsal en Berlín Actualizado: Guardar
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El presidente de los socialdemócratas (SPD) y vicecanciller alemán, Sigmar Gabriel, ha pasado hoy al modo campaña, de cara a las elecciones regionales del próximo 13 de marzo, y ha dado por finalizada la etapa de ahorro y austeridad. «De lo contrario corremos el peligro de que la gente nos diga: para nosotros no hay dinero pero para todo lo demás sí», en referencia a los gastos que ocasiona la llegada masiva de refugiados a Alemania. «Necesitamos un nuevo proyecto de solidaridad para nuestra propia población», ha defendido, marcando distancias con Merkel ya haciendo cuña en la grieta que se ha abierto en la gran coalición de gobierno de Berlín.

Gabriel se había mantenido hasta ahora completamente alineado con Merkel, al contrario que el socio menor de la coalición

, el presidente de Baviera y de los socialcristianos (CSU) Horst Seehofer. Tras la última cumbre europea, Seehofer lamentó los nulos compromisos en materia de refugiados, llamó a las «decisiones regionales» y pidió una cita urgente con Merkel, petición que durante una semana ha sido ignorada en la Cancillería de Berlín. Finalmente, la canciller ha accedido a recibir a Seehofer el próximo miércoles, en una breve reunión que precederá a su presencia en dos mítines electorales. Con la evidente intención de marcar distancias, Merkel se ha reunido antes que con él con personalidades como Geroge Clooney o Mark Zuckerberg.

Los efectos de la crisis de los refugiados no se dejan sentir solamente sobre la gran coalición, sino sobre todo el sistema político alemán. La última encuesta publicada por la televisión pública ARD sugiere que, si hoy hubiera elecciones generales, Merkel (CDU) ganaría con el 37% de los votos, dos puntos más que hace una semana, y que la derecha xenófoba de Alternativa para Alemania (AfD) descendería hasta el 10%.

Pero esos porcentajes no son óbice para que AfD se haya situado ya en el segundo puesto, por delante de los socialdemócratas, en la región de Sajonia-Anhalt, que celebra elecciones en menos de tres semanas, ni esconden un cambio a mayor profundidad que se está produciendo en la política alemana. El principal síntoma es que en dos de los tres estados federados en los que se avecinan las elecciones, las encuestas advierten ya de que no será posible lograr un gobierno estable ni con una gran coalición como la que rige en Berlín. Serán necesarios además partidos más pequeños.

Críticas a los socios europeos

El proceso viene de largo. Si en 1966 una gran coalición agrupaba al 73,6% del electorado, en 2013 reunía solamente al 47,5% y ese porcentaje continúa en descenso. Y es en este punto en el que Sigmar Gabriel se lanza a la recuperación de perfil en el electorado poniendo en la diana de sus críticas a dos objetivos: en primer lugar, los socios europeos: «23 de los 28 Estados europeos todavía no ha recibido refugiados»; y en casa el ministro de Finanzas Schäuble y su «sacrosanto» superávit.

El ministerio de Gabriel cuenta con 3,6 millones de refugiados hasta 2010. El coste estimado es de unos 30.000 millones al año. Según cálculos de la Agencia Federal de Empleo, «si todo va bien, en el primer año después de su llegada quizás un 10 % tendrá trabajo. Después de cinco años lo tendrá la mitad; dentro de 15 años, el 70 %».

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