Un miliciano sirio juega al fútbol con unos niños en la ciudad de Alepo
Un miliciano sirio juega al fútbol con unos niños en la ciudad de Alepo - AFP
SE CUMPLEN CINCO AÑOS DEL COMIENZO DE LA GUERRA CIVIL

El futuro de Al Assad nubla las nuevas conversaciones de paz sobre Siria

El presidente sirio se niega a aceptar el calendario electoral que le exigen la oposición y las potencias occidentales

CORRESPONSAL EN JERUSALéN Actualizado: Guardar
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Cuando se cumplen cinco años del comienzo de la guerra en Siria, la esperanza del fin de la tragedia sigue lejos pese a que hoy se reanudan las negociaciones de paz en Ginebra tras un alto el fuego que, aunque con diarias violaciones, se ha ido cumpliendo. La cita de Ginebra se celebra tras unas jornadas marcadas por el debate en torno al futuro del presidente Bashar Al Assad, cuestión considerada como una «línea roja» por las autoridades sirias. Lo que llevó al secretario de estado estadounidense, John Kerry, a acusar al régimen de intentar «perturbar» las conversaciones.

Un mes después, ambas delegaciones regresan a la ciudad suiza para una segunda toma de contacto en la que Naciones Unidas pretende sentar las bases para la transición política que permita celebrar elecciones presidenciales y parlamentarias en un plazo de 18 meses, según adelantó Staffan de Mistura, enviado especial del organismo internacional a Siria.

Esta es la hoja de ruta de la ONU, que trata de aprovechar el aparente éxito de la tregua impulsada por Rusia y EE.UU. que entró en vigor el 27 de febrero y que, pese a las violaciones diarias, ha logrado reducir los índices de violencia y abierto una pequeña puerta a la esperanza.

Los enviados de Damasco acuden a Ginebra reforzados por los avances militares del Ejército y con las directrices marcadas por su ministro de Exteriores, Walid Muallem, para quien ni Mistura «ni ninguna otra persona, cualquiera sea, tiene derecho a hablar de las elecciones presidenciales». Al margen del calendario de la ONU, la zona de Siria que sigue bajo control del Gobierno celebrará comicios parlamentarios el mes que viene. Muallem calificó a Al Assad de «línea roja» y lanzó un mensaje a la oposición de la que dijo que «si en su mente albergan la idea de recibir el poder –lo que no han logrado sobre el terreno– van a fracasar».

Futuro sin Assad

Kerry quiso responder al canciller sirio antes del inicio de la cita negociadora: «Tratan de perturbar el proceso –dijo–, pero lo importante es que sus principales socios, Irán y Rusia, han adoptado la posición de que debe haber una transición política y que debemos movernos hacia elecciones presidenciales en algún momento».

El Gobierno sirio se encontrará de nuevo frente a la Comisión Suprema de las Negociaciones (CSN), grupo de opositores apadrinado por Arabia Saudí y encabezado por el general desertor del Ejército sirio y mando de una de las facciones rebeldes, Assad Al Zoubi. Otra de las figuras clave de la delegación es el líder del Ejército del Islam, Mohamad Alloush, quien actuará como jefe negociador y que envió un mensaje directo al régimen al afirmar que para ellos «el período de transición debe iniciarse con la caída o la muerte de Bashar al Assad».

La anterior cita negociadora facilitó el inicio de la tregua y la entrega de ayuda humanitaria en lugares cercados por régimen y oposición, ahora toca poner sobre la mesa la salida de Al Assad del poder, un paso que puede hacer saltar por los aires el proceso ya que es tan respetado por un lado, como aborrecido por el otro.

Guerra contra el yihadismo

Lo que nació como un levantamiento contra el Gobierno de Assad en marzo de 2011, en medio de la oleada de revueltas que recibió el nombre de «primavera árabe» y que afectó también a Túnez, Egipto, Libia, Bahrein y Yemen, ha degenerado cinco años después en una especie de miniguerra mundial en la que Siria se ha convertido en un tablero en el que las potencias mundiales y regionales dirimen sus diferencias. Un caos que ha costado la vida a más de 270.000 personas, ha obligado a desplazarse a más de 13 millones, ha provocado el éxodo de 4,5 millones de refugiados y ha dejado parte del país en ruinas, un caos en cuyo seno se ha establecido desde 2014 el califato de Daesh, liderado por el califa Ibrahim y con Raqqa como capital.

Daesh y el Frente Al Nusra, brazo de Al Qaida en Siria, son los dos grupos considerados «terroristas» por la ONU que quedan al margen del proceso negociador sirio y de la tregua. La coalición que lidera EE.UU. y Rusia mantiene los ataques aéreos contra sus posiciones y, según John Kerry, Daesh «ha perdido en las tres últimas semanas a unos 600 combatientes y un territorio de unos 3.000 kilómetros cuadrados en Siria». Desde Washington destacan que desde el comienzo de los bombardeos de la coalición, en verano de 2014, los yihadistas han cedido el control del 20 por ciento del terreno que conquistaron en Siria, y el 40 por ciento en Irak, donde Mosul sigue siendo su gran bastión.

Los dos países que han impulsado la cumbre de Ginebra –Rusia y EE.UU.– podrían ahora colaborar en los combates contra Daesh. «Debemos coordinar nuestras acciones contra el terrorismo», subrayó el ministro de Exteriores ruso, Serguei Lavrov.

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