Radicales espontáneos interrumpen los mítines de los candidatos alemanes

Un grupo de jóvenes desplegó una pancarta exigiendo una huelga de hambre por la protección del clima

Quién ha ganado las elecciones de Alemania

Un manifestante pasa junto a un cartel de Olaf Scholz en el que se lee «Canciller de Protección del Clima» AFP

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Es posible que, en comparación con otras, esta campaña electoral pueda parecer aburrida. Así al menos lo ha opinado recientemente el 'New York Times'. Pero para los estándares alemanes se trata de una campaña bastante más tensa de lo habitual . Los mítines de los dos principales candidatos fueron ayer interrumpidos por exaltados cuya intención era boicotear los actos electorales .

Los guardaespaldas del socialdemócrata Olaf Scholz desalojaron a un grupo de jóvenes que desplegó una pancarta exigiendo una huelga de hambre por la protección del clima entre insultos al candidato, que respondió recordando que su partido estaba en el gobierno que desterró la energía nuclear y la energía procedente del carbón. Y mientras Scholz era el objetivo de los radicales del clima en Berlín, el candidato conservador Armin Laschet tuvo que lidiar en Erfurt con el movimiento Querdenken (pensamiento lateral), contrario a las restricciones contra la pandemia.

Un hombre que se identificó como Thomas Brauner saltó al escenario y protestó exaltado por la presión que sufren en el colegio sus tres hijos para vacunarse. Laschet le pidió que se calmara y le permitió formular su pregunta ante el micrófono, para responder, mientras el personal de seguridad se aseguraba de que volviese al otro lado del perímetro, que «lo que sucede en los colegios aquí no es de mi competencia, debe pedir cuentas a Ramelow » (presidente regional de Turingia del partido La Izquierda). Laschet no evitó el asunto y defendió el uso de mascarillas en los colegios, afirmación que fue recibida con abucheos, pero prometió que con él no habrá vacuna obligatoria. «Le tomo la palabra», gritó desde el público Brauner. «Por supuesto», aseguró Laschet, «ya le pasaré mi número de teléfono en la Cancilleria».

Coalición de izquierdas

Lo cierto es que Laschet se adentró ayer en la boca del lobo, llevando su campaña al este, territorio de la antigua Alemania comunista en el que su partido, la CDU, ha perdido mucho terreno a causa de los antieuropeos y antiextranjeros de Alternativa para Alemania (AfD). El mensaje que trató de subrayar en sus intervenciones fue el peligro de que la debilidad de la CDU lleve a una coalición de izquierdas. «¿Aceptará o no un ministro de La Izquierda Olaf Scholz si llega a la Cancillería? ¿Por qué no es capaz de responder a esa pregunta con un sí o con un no? Nosotros decimos claramente que no pactaremos con la extrema derecha, lo decimos y lo hacemos, mientras que los socialdemócratas evitan el asunto y gobiernan en coalición con la extrema izquierda en varios de los Bundesländer, entre ellos Berlín», sentenció, rodeado de carteles que proclamaban: «Nunca más expropiaciones», «Nunca más comunismo».

Agitar la resistencia a una coalición de izquierdas es el recurso con el que Laschet intenta enderezar los sondeos. El Politbarometer de ZDF le pronostica un 22% de los votos , frente a un 25% de Scholz. «No se trata de revivir el fantasma de los calcetines rojos», dijo, utilizando la vieja expresión con la que se denominaba a los cargos del régimen que se reciclaron a la democracia tras la caída del Muro, «pero no puedo dejar de recordar que rechazan la OTAN y que faltan el respeto al ejército».

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