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Putin y Tsipras, ayer en Atenas - EFE

Putin visita Grecia para evitar que la relación con Tsipras se enfríe

Moscú busca oportunidades de negocio y juega la baza de la afinidad religiosa entre los dos países

MOSCÚ Actualizado: Guardar
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Hace un año, cuando Atenas se encontraba inmersa en las negociaciones con Bruselas para un rescate decisivo, el Kremlin lanzó un órdago a la Unión Europea advirtiendo de que, si las conversaciones fracasaban, Rusia no dejaría caer a Grecia. Al final, el país heleno logró aquel tercer rescate y, pese a sus reticencias, tuvo que mantener la disciplina europea sin poder levantar las sanciones a Moscú.

Aún así, el presidente ruso, Vládimir Putin, sigue muy interesado en mantener estrechos lazos con Grecia. No quiere que se enfríe la relación con su buen amigo Alexis Tsipras, el primer ministro griego. Por eso, ayer desembarcó en Atenas al frente de una abultada delegación compuesta por ministros, empresarios y prelados de la Iglesia Ortodoxa rusa.

El primer encuentro tuvo lugar con su homólogo heleno, Prokopis Pavlópulos, y después fue recibido por Tipras.

Ambos países mantienen tradicionalmente relaciones muy amistosas y no sólo porque comparten una misma religión, aunque supeditada a patriarcados distintos. En un artículo publicado el pasado jueves en el diario griego Kathimeriní, Putin sostiene que "Grecia es el socio más importante de Rusia en Europa".

Tras malograrse el proyecto para la construcción del gaseoducto "South Stream", que tenía previsto llevar gas natural ruso a Europa a través de Grecia, debido a que no recibió la aprobación de la Comisión Europea, Moscú y Atenas se embarcaron en otra gran aspiración, el "Turkish Stream". Esta tubería contemplaba alcanzar Turquía a través del fondo del Mar Negro y después prolongarse hacia Grecia. El proyecto ha tenido que ser también enterrado debido al deterioro que han sufrido las relaciones entre Moscú y Ankara después de que un avión de combate turco derribara el pasado noviembre un cazabombardero ruso en la frontera con Siria.

Se da además la dificultad añadida de que, al ser miembro de la UE, Grecia está obligada a mantener las sanciones contra Rusia por anexionarse Crimea y ayudar a los separatistas del este de Ucrania. El presidente ruso escribía en Kathimeriní que es lamentable que las sanciones estén causando un enorme perjuicio "mutuo" e impidiendo una "auténtica cooperación" entre Rusia y la Unión Europea.

Pese a todo, siguen existiendo amplias esferas para desarrollar la cooperación entre Moscú y Atenas y eso es lo que pretende ahora conseguir el jefe del Kremlin. Se trata de estudiar la posibilidad de intensificar los suministros de petróleo ruso al mercado heleno. Rusia está también interesada en participar en la licitación de algunas de las empresas estatales griegas que el Estado se propone privatizar como parte del acuerdo con sus acreedores, por ejemplo, los ferrocarriles Trainose y el puerto de Salónica. Tales transacciones, sin embargo, no parece probable que las vean con buenos ojos en Bruselas. El actual viaje incluye la firma de varios acuerdos en materia de energía, inversiones, turismo además de cooperación tecnológica y cultural.

Putin no había estado en Grecia desde hacía más de 10 años, sin embargo, Tsipras visitó Rusia dos veces el año pasado, Moscú en abril y San Petersburgo en junio. En 2015 hablaron además por teléfono seis veces, según el servicio de prensa del Kremlin, y en una sola ocasión en lo que va de 2016. El presidente ruso recibió además a Pavlópulos en el Kremlin el pasado 15 de enero. El máximo dirigente ruso visitará hoy el monasterio ruso de San Pantaléon, en el Monte Athos. Y es que se cumplen mil años de la presencia en ése lugar de monjes rusos. Por esta razón, estará allí también presente Kiril, el Patriarca de la Iglesia Ortodoxa rusa. Este viaje le sirve a Putin para mostrar en su país que no están tan aislado como aseguran muchos en Occidente.

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