El presidente ruso, Vladimir Putin, dirigía ayer un mensaje a la nación, en un discurso cargado de simbolismo. Detrás de él había una estatua. Se trata de Catalina la Grande, que ya anexionó Crimea al Imperio ruso en el siglo XVIII. Putin ha recuperado una cita suya en la que prometía defender, mientras viviera, su patria, tanto con la palabra como con la espada.-Redacción-
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