Un presupuesto 'socialdemócrata' de 3,5 billones de dólares de la Administración Biden divide al partido
Este busca ampliar las partidas para sanidad, educación y familias, y costearlo con más impuestos para las rentas altas y las empresas
Las mayorías exiguas que tienen los demócratas en el Congreso de EE.UU. exigen una unidad rocosa y los ambiciosos planes de gasto impulsados por Joe Biden las están poniendo a prueba. El presidente de EE.UU. ha buscado colocar a la transformación económica y social en el centro de su agenda y está poniendo gran parte de su capital político en ello.
Esta semana, ha logrado dos victorias en el Senado: la aprobación del plan de infraestructuras , con un gasto de un billón de dólares y para el que ha contado con el apoyo de una decena de senadores republicanos , algo poco habitual en la polarización extrema que vive la política del país. También, aunque solo con la mayoría mínima demócrata en la cámara alta, ha impulsado el nuevo presupuesto federal, que contempla un gasto de 3,5 billones de dólares y que busca ampliar de forma rotunda las partidas para sanidad, educación y familias, y costearlo con más impuestos para las rentas altas y las empresas.
El proyecto de presupuesto ha sido diseñado por Bernie Sanders , el senador que lidera la corriente socialista entre los demócratas estadounidenses y que ha empujado a su partido hacia la izquierda en las dos últimas elecciones presidenciales, en las que concurrió como candidato. El presupuesto incluye partidas para expandir Medicare -el programa sanitario para personas de bajos recursos-, combatir el camino climático, imponer la educación preinfantil gratuita o introducir las bajas de maternidad y paternidad para los estadounidenses.
«El presupuesto demócrata supondrá una transformación generacional sobre cómo trabaja la economía para los estadounidenses medios», aseguró el líder de la mayoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer .
Al contrario que con los planes de infraestructuras, la oposición de los republicanos en este aspecto es frontal. Lo que es peor para los demócratas, también hay defecciones en sus filas: los senadores moderados Joe Manchin y Krysten Sinema aseguraron que votaron a favor de impulsar el proceso legislativo para ese presupuesto, pero que su gasto es excesivo y solo apoyarán en la votación final versiones más modestas. Manchin aseguró que ese gasto «en el actual estado de la recuperación económica» es «irresponsable».
El problema para los demócratas es que la única manera de aprobar el presupuesto es utilizar una argucia legislativa, el llamado proceso de reconciliación , que permite utilizar mayorías simples para aprobar leyes presupuestarias. Pero si Manchin o Sinema votan en contra, no podrán sacarlo adelante.
Un partido con grietas
En el frente de las infraestructuras, los demócratas también tienen grietas. El texto apoyado en el Senado tiene que pasar ahora por la Cámara de Representantes, donde la corriente izquierdista tiene más fuerza. Allí, esos diputados han exigido que solo le darán su visto bueno si el Senado aprueba otras partidas por el proceso de la reconciliación.
«Nuestro grupo ha sido claro»
«Nuestro grupo ha sido claro», dijo esta semana la diputa Pramila Jayapal , una de los líderes de los izquierdistas. «La ley de infraestructuras con apoyo de ambos partidos solo se aprobará si también se apoyo un paquete de infraestructura social, humana y climática de forma simultánea a través del proceso de reconciliación presupuestaria».
Al mismo tiempo, los republicanos han advertido que no apoyarán la inminente subida del techo de gasto -la secretaria del Tesoro, Janet Yellen , dijo hace unos días que era necesaria- si los demócratas continúan en su apuesta de más gasto y más impuestos.
De todo ello resulta un rompecabezas complicado que los demócratas solo podrán resolver si actúan como un frente unido. Eso, de momento, está en duda.
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