La presión popular obliga a la élite gobernante en Armenia a hacer concesiones

El partido mayoritario en el Parlamento apoyará la designación del líder opositor al frente del Gobierno

Las manifestaciones celebradas en Yerevan, capital de Armenia, transcurrieron sin incidentes AFP
Rafael M. Mañueco

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Ha bastado un sólo día de huelga general y paralización del transporte en Armenia para que el Partido Republicano, la formación mayoritaria en la Asamblea Nacional (Parlamento) con 53 escaños sobre un total de 105, dé un giro de 180 grados con respecto a su anterior decisión y se avenga a posibilitar la investidura del líder opositor, Nikol Pashinián, como jefe del Gobierno en la votación que habrá de celebrarse el próximo día 8. De ser así, la crisis habrá quedado resuelta.

El partido gubernamental echó abajo la candidatura de Pashinián en la sesión del martes, por lo que éste llamó a intensificar las movilizaciones. Pero, ante la nueva situación, ha pedido ahora a sus seguidores una «pausa» en las protestas hasta comprobar que sus adversarios cumplen su palabra y le nombran primer ministro, cargo que, tras las enmiendas constitucionales de 2015, acumula más poder que el que tiene el jefe del Estado.

El sorpresivo cambio de postura de la élite dirigente armenia se produjo tras una jornada de lucha convocada en la víspera por Pashinián en protesta por el rechazo a sus candidatura. De repente, el jefe del grupo parlamentario del Partido Republicano, Bahram Bagdasarián, anunció esta tarde a la prensa que «si un tercio de los diputados nombra a un candidato común, nosotros le apoyaremos».

Esa condición se cumple, ya que Pashinián cuenta con el apoyo de tres partidos, el suyo propio Yelk (Salida), con 9 escaños, la formación Armenia Próspera (31 diputados) y la Federación Revolucionaria de Armenia (Dashnaktsutión), que cuenta con 7 diputados. Todos suman 47 escaños, aunque en la votación del martes obtuvo sólo 45 . Al parecer, por la ausencia de dos parlamentarios de Armenia Próspera.

Bagdasarián ha asegurado que su partido no presentará candidato y que el único en liza será Pashinián, quien confirmó después contar con los apoyos necesarios. «Todos los grupos -de la Cámara- se han comprometido a apoyar mi candidatura, con lo que la cuestión queda zanjada», afirmó el líder opositor.

Jornada de protestas sin violencia

Y es que la jornada de protesta de hoy tuvo un enorme éxito y se desarrolló sin violencia. Decenas de miles de manifestantes salieron a las calles en Ereván y otras ciudades armenias bloqueando avenidas, carreteras y consiguiendo detener durante horas el funcionamiento del transporte, de los centros de enseñanza y de numerosas empresas.

Al aeropuerto fue imposible acceder durante la primera mitad del día mientras la multitud ocupaban los edificios de los Ayuntamientos de las ciudades de Guiumri, la segunda más grande de Armenia, y Maralik. La jornada discurrió ya desde por la mañana en ambiente festivo. Cánticos, gritos por la libertad , exhibición de banderas nacionales, charangas callejeras, estruendo de bocinas y enorme gentío por todas partes. Por la tarde, Pashinián pidió desbloquear las calles para facilitar el acceso a la Plaza de la República, en pleno centro de Ereván, en donde tuvo lugar otra multitudinaria concentración. La Policía y el Ejército no intervinieron en ningún momento .

El presidente del país, Armén Sarkisián, cuyo poderes han quedado recortados después de las enmiendas constitucionales de 2015, hizo un llamamiento a la negociación para tratar de encontrar un salida a la crisis «que responda a los intereses de Armenia».

Según distintas fuentes, varios diputados del Partido Republicano se estaban planteando entregar el escaño y algunos ministros dimitir. Lo hizo el de Cultura, Armén Armirián , factor que parece haber jugado en favor del cambio de parecer del Partido Republicano.

El presidente saliente, Serzh Sargsián , el causante de la actual situación por pretender perpetuarse en el poder, mantenía hoy silencio. Igual que Moscú, en donde se ha estado observando la crisis con preocupación. La movilizaciones comenzaron el 13 de abril y se llevaron por delante, 10 días después a Sargsián, que dimitió ante la presión de la calle.

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