El presidente del Congreso brasileño será juzgado por corrupción

Cunha, tercero en la línea de sucesión, puede perder sus privilegios

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El presidente del Congreso brasileño, Eduardo Cunha, será juzgado por recibir alrededor de 5 millones de dólares desviados de la estatal Petrobras, según consta en investigaciones policiales. La mayoría de los jueces de la Corte Suprema se mostró de acuerdo en que hay indicios «robustos» y suficientes para que Cunha, uno de los enemigos de la presidenta Dilma Rousseff y tercero en la línea de sucesión, sea acusado por corrupción.

Más de la mitad de los ministros de la Corte ya votó a favor del juicio penal a Cunha, y faltan cinco votos, efectivamente cuatro, porque uno de los jueces está en el exterior. El único riesgo de que la votación no se confirme este jueves es que alguno de los ministros pida la revisión del proceso, atrasando el juicio nuevamente. No sería sorprendente, pues Cunha, es conocido por su habilidad para maniobras políticas que han arrastrado el caso. Si la corte confirma la denuncia, Cunha será el primer político, protegido por fueros juzgado en el escándalo de desvíos de Petrobras, más conocido como Lava Jato (lavacoches).

«Hay indicios suficientes de materialidad y autoría en este momento de recibir la denuncia. La prueba se verá en la acción penal», afirmó la jueza Rosa Weber al votar, siguiendo al juez relator Teori Zavascki que tramita el caso. El proceso fue presentado a fines del año pasado por el fiscal general de la República, Rodrigo Janot, que acusa a Cunha por recibir sobornos para aprobar la construcción de dos navíos sonda de Petrobras entre junio del 2006 y octubre del 2012, por 1,2 mil millones de dólares contratados sin licitación. Los navíos serían construidos por el astillero coreano Samsung Heavy Industries para operar en el Golfo de México y África.

Absolutamente tranquilo

«Estoy absolutamente tranquilo, estoy con la verdad, con la inocencia. No tengo nada de qué preocuparme. Ser acusado no significa que estoy condenado», declaró Cunha, que parece ser el único que no ve la gravedad del momento, y no ve «ninguna razón» para dejar el cargo, a pesar de las presiones políticas y populares. Existen otros dos procesos contra Cunha en la Corte Suprema, uno que pide su salida de la presidencia de la Cámara de Diputados, y otro que investiga cuatro cuentas suyas no declaradas en Suiza.

La mayoría de votos de la Corte Suprema no fue su única derrota esta semana. El Consejo de Ética de la Cámara de Diputados votó por 11 votos contra diez, la apertura de una representación que también puede costarle el cargo.

Cunha es uno de los personajes clave en la crisis política que sacude a Brasil. Para tratar de mantenerse en el cargo, el congresista ha echado mano de todos los artificios posibles, para paralizar el país y complicar la agenda de Rousseff, que depende del parlamento. Miembro del partido más importante en la alianza presidencial, el mismo del vicepresidente Michel Temer, Cunha se declaró enemigo público de Rousseff, cuando su nombre surgió en las investigaciones de corrupción en Petrobras.

En una clara venganza, el congresista aceptó el año pasado el pedido de destitución contra Rousseff y la mantuvo contra las cuerdas durante prácticamente todo el 2015, contribuyendo para empeorar la crisis económica y política que vive Brasil.

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