Brasil

Un plan de guerra para la investidura de Bolsonaro

Unos 8.000 efectivos cuidarán la seguridad, el doble que en la toma de Dilma Rousseff

Brasilia se prepara para la investidura de Bolsonaro EFE

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El estilo militar debe predominar en la ceremonia de investidura del excapitán del Ejército, Jair Bolsonaro . Además de los siete militares que asumirán su Ministerio, las Fuerzas Armadas prepararon un fuerte esquema de seguridad, el más ostensivo preparado para una investidura brasileña desde el retorno a la democracia, en 1985.

La Fuerza Aérea Brasileña (FAB) preparó una operación de bloqueo de espacio aéreo, similar al usado en el Mundial de 2014 y los Juegos de Río, de unos 130 kilómetros a partir del Palacio del Planalto. Por primera vez, el área será cercada con alambre de púas y los periodistas no podrán mezclarse entre los manifestantes. En doce puntos de la Explanada de los Ministerios, donde se espera medio millón de personas, habrá 28 francotiradores y otros 12 armados con misiles teleguiados , y aviones caza F-5M y A-29 que entrarán en acción si se invade el espacio aéreo. Los drones están prohibidos en la ceremonia. En tierra, unos ocho mil efectivos resguardarán la seguridad, el doble de la toma de Dilma Rousseff, en 2014.

«Nunca tuvimos un presidente que, durante la campaña, haya sufrido un intento de asesinato», explicó el general Sérgio Etchegoyen, ministro de Gabinete de Seguridad Institucional (GSI), sobre el esquema especial. Bolsonaro fue acuchillado gravemente en el abdomen durante un mitin de campaña en septiembre y su salud sigue bajo resguardo. Usa una bolsa de colostomía y debe ser operado de nuevo del intestino en febrero. Por precaución, y hasta el último minuto, no se sabrá si desfilará con su esposa, Michelle, en el tradicional Rolls Royce usado en las investiduras de sus antecesores.

La policía recibió una amenaza contra el presidente electo de un grupo que se denomina «antipolítico y terrorista». En internet, el grupo publicó un mensaje diciendo que está en Brasilia «con armas y más explosivos».

Bolsonaro dejó su casa en Río de Janeiro, en un condominio de Barra da Tijuca, para mudarse al Palacio de Alvorada, la residencia oficial, tras despedirse de los vecinos y de recibir un peluquero y un sastre del barrio que le ajustó las medidas del terno azul que usará. Los gestos simples son simbólicos en un mandatario que promete sobriedad y corte de gastos , una de las marcas que lo hicieron popular.

Caravanas de seguidores de Bolsonaro llegaron esta semana a Brasilia de todos los rincones de Brasil. La ocupación de los hoteles es de un 80%, y la expectativa de gente en la Explanada es más del doble de la que asistió a la investidura de Lula da Silva en 2003.

Bolsonaro ganó la elección en octubre, con unos 58 millones de votos, más de diez millones más que su adversario, Fernando Haddad, del Partido de los Trabajadores (PT). Su victoria es entendida como una voluntad de cambio de los electores frente a 13 años del PT en el gobierno y contra la corrupción, que pasó a vincularse a esa gestión. Aunque es también un personaje rechazado por buena parte de los electores , los 47 millones que votaron a Haddad, y otros 42 millones que votaron blanco, anularon o se abstuvieron, por sus posiciones polémicas, machistas, racistas y homófobas.

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