Las perreras, el nuevo y peligroso transporte de los venezolanos

A falta de bus, buenos son los camiones, pero muchos mueren en sus fatales accidentes

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Subidos en "perreras", venezolanos sufren colapso de sistema de transporte EFE
Ludmila Vinogradoff

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La muerte acecha en las «perreras» , unos camiones de carga de animales que los venezolanos usan como su nuevo medio de transporte por no disponer de otro, no obstante a que provocan tanta mortalidad en las ciudades como en las carreteras del interior con los accidentes de tránsito.

Nadie sabe quién le puso ese despectivo nombre, pero es lo más parecido a las unidades de la municipalidad que recogen a los perros abandonados y los llevan a los refugios caninos . Pero los usuarios igual toman los camiones de volteo, camiones cava, los enrejados para llevar las aves y el ganado cuadrúpedo cuando les falta el autobús o la buseta por puesto.

Ramona Vargas, de 45 años, trabajadora de limpieza, vive en el populoso barrio de Petare y para ir a su trabajo en el este de Caracas, espera más de dos horas para montarse en una de esas perreras. «Si hay espacio me monto pero si no entonces prefiero esperar porque he visto a mucha gente caer, sufrir accidentes y hasta morir en el intento ».

El transporte público ha colapsado. Desde hace un año no hay neumáticos ni autopartes ni lubricantes ni baterías en el mercado y poco a poco los vehículos se han ido paralizando porque el régimen de Nicolás Maduro no otorga las divisas para importar los repuestos automotores.

El régimen chavista firmó un convenio con China para importar los autobuses Yutong pero el contrato no contemplaba la garantía del suministro de autopartes. Así los buses colorados chinos han ido agonizando y quedan muy pocos para atender la gran demanda de usuarios.

Alrededor de Caracas hay dos grandes cementerios de buses chinos: en el Terminal del Este y en el centro de la ciudad, cuyas partes se utilizan para reponer a los que todavía siguen rodando.

La reducción de la flota de autobuses y busetas ha hecho que los camiones de las perreras sean una alternativa para movilizarse tanto en las carreteras como en las ciudades para el 85% de los venezolanos de a pie.

En el interior del país la situación es peor que en la capital. Ramona Vargas vivía hace 10 meses en Higuerote y para ir a Caracas debía madrugar a las 3 de la mañana y esperar unas 6 horas para tomar el bus chino. A veces nunca llegaba y perdía la jornada laboral hasta que entonces decidió mudarse a Petare.

La falta de transporte público y de dinero en efectivo es otra calamidad que los venezolanos padecen estoicamente. A ello se suma la escasez de alimentos y medicinas. «Es que falta de todo, estamos como en el desierto sin luz ni agua tampoco», comentaba Ramona.

Ramona se ha vuelto una experta montándose en los camiones pese a baja estatura. Las perreras se han popularizado y se pueden ver trasladando sin mayor seguridad a hombres, mujeres y niños, todos pegados como si fueran en una lata de sardinas.

Estos vehículos no cuentan con asientos aptos o siquiera con una puerta en la parte trasera que permita resguardar a sus pasajeros. En la Universidad de Oriente en Barcelona, estado Anzoátegui, los vándalos arrancaron los asientos del teatro universitario para colocarlos en las perreras para dar mayor comodidad a los pasajeros.

El 28 de mayo ocurrió en Mérida un trágico accidente con una perrera. Un camión que llevaba 40 pasajeros se volcó dejando un saldo de 11 muertos y 13 heridos. Entre los fallecidos destacan un bebé, dos niños y 3 adolescentes.

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