Trump y el Pentágono reciben cartas con un veneno tóxico

El FBI investiga el caso, similar a otros ocurridos durante las presidencias de Bush y Obama

Fotografía de archivo de la vista aérea del Pentágono, en Arlington, en el estado de Virginia AFP

David Alandete

De nuevo, el misterio de las cartas con ricina inquieta a Washington. Desde los tiempos de George W. Bush, el Capitolio, la Casa Blanca o el Pentágono reciben unas extrañas cartas impregnadas por ese veneno, muy fácil de conseguir —bastan los frutos de un arbusto conocido como castor— y que, ingerido, puede ser mortal. Suelen enviarlas individuos que, al ser detenidos, denuncian algún agravio del Gobierno federal y en los casos más delirantes, toda una teoría conspirativa. Donald Trump se sumó ayer a Barack Obama y Bush como receptor de una de esas misivas .

El Servicio Secreto reveló ayer que interceptó una de esas cartas, dirigida en este caso al actual presidente de EE.UU. «Confirmamos la recepción de un sobre sospechoso dirigido al presidente el 1 de octubre de 2018», dijo un portavoz del Servicio Secreto en un correo electrónico. «El sobre no fue recibido en la Casa Blanca ni llegó a entrar en sus instalaciones».

Horas antes, el Pentágono dijo que había remitido al FBI dos paquetes que habían llegado a su estafeta también impregnados de ese veneno . Desde los ataques con ántrax de 2001, en los que murieron cinco personas y 17 resultaron heridas de gravedad, el gobierno federal norteamericano impuso una serie de estrictos controles al correo que recibe, pasando las cartas y paquetes por un escáner y efectuando pruebas toxicológicas de forma habitual.

Bush fue el primero en recibir una de esas cartas, enviada en noviembre de 2003 . Otras dos misivas fueron mandadas al departamento de Transportes y al Senado. En ellas se pedía al Gobierno federal que abortara unos cambios en las regulaciones sobre transporte de mercancías con camiones. El FBI investigó el caso, al que bautizó con el nombre de ‹Ángel Caído›. Nunca llegó a capturar al responsable, aunque interrogó a varios sindicalistas del sector de los transportes en el sur del país, sobre todo en Florida.

En 2013, Obama recibió otra de esas cartas. La interceptó, de nuevo, el Servicio Secreto . El FBI confirmó que contenía polvo de ricina. Otra similar llegó al Capitolio, dirigida a un senador, Roger Wicker, de Misisipí. Ambas iban firmadas del mismo modo: «Soy K.C.». En ellas, se decía: «Esto debe acabar. Ver cómo se hace el mal y no revelarlo supone convertirse en un cómplice». El FBI detuvo a James Everett Dutschke, quien se declaró culpable del envío y fue condenado a 25 años de prisión. Según la investigación, su objetivo era incriminar a otro hombre, Kevin Curtis, por un viejo agravio.

El mismo año, una actriz que tuvo un papel en la serie ‹The Walking Dead› fue arrestada también por enviar cartas contaminadas con ricina a Obama y al entonces alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg. La actriz Shannon Guess Richardson había mandado las cartas con el mensaje «me tendréis que matar antes de que os entregue mis armas, cualquiera que se acerque a mi casa recibirá un disparo en la cara». En el juicio, la actriz, que fue condenada a 18 años de prisión , dijo que su intención era incriminar a su marido.

La ricina ha sido probada como arma biológica desde la Primera Guerra Mundial. Si se inhala puede provocar vómitos y mareos. Si se ingiere, la muerte. De momento, el FBI no ha revelado el contenido de las cartas recibidas ayer y dirigidas a Trump , al secretario (ministro) de Defensa James Mattis y al jefe de operaciones navales almirante John Richardson.

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