Una pareja de refugiados sirios se casa en el campo de Idomeni

En mitad del caos y la desesperación, aún queda sitio para la felicidad. Saher y Ruqaiya, dos refugiados sirios de 27 y 20 años, respectivamente, celebraron su boda el pasado tres de mayo en un campo de Idomeni. Varios voluntarios se encargaron de organizar la ceremonia, a la que no faltaron los amigos y familiares de la pareja.

De esta forma, el campo de refugiados de la localidad griega se convirtió, por un día, en lugar colorido y risueño, alejado de la habitual sensación de desasosiego que reina entre sus rejas. A la boda, los invitados llevaron flores, tarta y refrescos, un manjar que pocas veces han podido disfrutar durante su estancia en Europa.

Según la BBC, la novia vistió una prenda donada por Ioannis Avrampoulos, teniente de alcalde de Peonia.

La pareja, que viajó a Grecia hace tres meses para huir de la ciudad siria de Deir Ezzor, controlada por Daesh desde 2014, tenía pensado casarse cuando llegaran a Alemania. Sin embargo, su estancia en el campo se ha alargado más de lo que esperaban.

La voluntaria Alison Thompson, que ayudó en la organización del evento, ha afirmado que la boda «demuestra que el amor no tiene límites». Para ella, el enlace de Saher y Ruqaiya es un «rayo de luz» que ha iluminado «la noche oscura» de Idomeni.

«No podían esperar más, al estar las fronteras cerradas y con la posibilidad de que nunca se volvieran a abrir y de que les deportaran a Turquía», ha afirmado.

Thompson, fundadora de la ONG Third Wave Volunteers, ha hecho más confortable la vida de los refugiados de Siria. En los últimos meses, ha sido la encargada de repartir comida, medicinas, ropa y lámparas entre los expatriados.

El campo de refugiados de Idomeni alberga a más de 12.000 personas en condiciones de máxima precariedad. La comida y el agua escasean, y tampoco pueden acceder a los servicios mínimos de salud.