Manal al Dowayan

«Para Occidente no soy una artista, soy una feminista saudí que hace arte»

Entrevista a la artista Manal al Dowayan sobre el arte árabe, los nuevos orientalismos y la situación de la mujer saudí en tiempos de la agenda reformista de Bin Salman

La artista Manal al Dowayan, durante la entrevista en La Casa Árabe de Madrid FOTOS: F. J. CALERO/CASA ÁRABE
F.J. Calero

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Desde el pasado 15 de mayo, las autoridades saudíes han detenido a un total de siete destacadas defensoras de los derechos de las mujeres, según la ONG Human Rights Watch . Precisamente, la detención de estas activistas -que han luchado durante años por, entre otras cosas, la abolición de la figura del guardián masculino para las mujeres- ha llegado a falta de un mes de la derogación final de la ley que prohíbe conducir a las saudíes. La encarcelación de estas activistas ha empañado el optimismo de muchas mujeres saudíes ante los cambios en el reíno wahabí.

«Ninguna de mis amigas ni mis hermanas pueden conducir. Mi madre no, que seguro que mataría a gente con su coche (ríe). Imagina lo emocionante que es para nosotras», dice a ABC la artista Manal al Dowayan (Dhahran, 1973) , de visita hace dos semanas en Madrid para hablar de liderazgo y participación femenina en los países árabes. Afincada en Londres desde hace meses por una beca, la obra de Al Dowayan abarca desde fotografías en blanco y negro, vídeo y sonidos hasta esculturas e instalaciones participativas a gran escala sobre la memoria colectiva y la situación en la sociedad de las mujeres saudíes.

Muchos medios occidentales la presentan como Manal al Dowayan, la artista feminista de Arabia Saudí. «Soy feminista, pero creo que la gente que me pone etiquetas limita lo que soy. Si me llamas feminista, significa que un artista masculino es un auténtico artista mientras que yo soy una feminista; y si dices que soy artista saudí, el resto son artistas, pero yo estoy definida por mi país. Yo soy artista y me llamo Manal, fin de la historia».

[Este periodista ha evitado preguntarle sobre por qué no lleva velo durante esta entrevista ni sobre su religiosidad.]

La prensa internacional ha descrito al heredero al trono saudí Mohamed bin Salman como revolucionario gracias a sus decisiones sobre las concesiones a las mujeres y su agenda reformista. ¿Espera grandes cambios o solo cosméticos?

Solo han tomado unas pocas medidas desde hace solo seis meses. Es demasiado pronto para decirlo. No lo sé. Espero que sí. Soy optimista. Siento realmente que tocamos fondo en derechos para las mujeres; no se puede ir a peor. Teníamos la peor situación para las mujeres. No podemos conducir, en ningún otro sitio del mundo tienen esta ley. Tenemos un guardián, no somo ciudadanos de primera clase. Pese a todo, soy optimista. La iniciativa del permiso de conducir para las mujeres, aunque la idea no sea ejecutada completamente, es ya un inicio.

Cada vez que una celebridad o una política occidental visita Arabia Saudí y se niega a usar el velo es aplaudida como una forma de luchar contra la imposición. Por otro lado, otros alegan que ese gesto es injusto para las saudíes, que no pueden rechazar la ley, y que no deja de ser un gesto para la galería; que sería más efectivo declinar directamente la invitación a visitar el país. El debate en las redes volvió a surgir tras la estancia en Arabia Saudí de la actriz estadounidense Katie Holmes. ¿Qué piensa usted al respecto? ¿Es más eficaz rechazar visitar el país que la cuestión del velo?

No sabía que Katie Holmes había ido. Es una buena pregunta. Las celebrities rechazan llevar velo y es una asunción que tengan que llevar el velo. Cada vez que una política o celebrity visita Arabia Saudí lo primero que se dice es «mirad nuestra primera dama». No dicen más. Es un estereotipo, es propaganda de los medios para contar una bonita historia de nuestras mujeres que dijeron no. Si buscas en Google cualquier mujer que va a Arabia Saudí hay artículos diciendo que rechazó llevar el velo. La norma en mi país era así, pero ya no es obligatorio llevar el velo. Te lo garantizo. Aunque si voy a tu país lo normal es que siga las normas de tu país, ¿no?

¿Qué ha aprendido de las relaciones sociales a través de sus exposiciones de fotografía y técnicas mixtas sobre tradición y regulación política en la sociedad saudí contemporánea?

Es una pregunta complicada, ¿de qué tipo de periódico eres tú? ¿Relaciones sociales? Diría que la mayoría de artistas o están socialmente implicados y luchan con la idea de participar en el sistema social, o bien son observadores. Es una gran diferencia: ser solo un observador, no estar implicado sino contar una historia desde un ángulo, y estar dentro y comprometido, donde la historia se crea por sí misma, y tú no eres un narrador sino que eres parte de ella. Realmente creo que soy parte de la historia, intento dar lo mejor de mí para no ser nunca una observadora, aunque no pasa nada con ello. Mi forma de trabajar es estar completamente implicada en desarrollar la historia, mi trabajo involucra a otras mujeres. Este compromiso con los que participan en mis obras es muy importante.

¿Cómo es el intercambio con las modelos?, ¿son saudíes?

No son modelos, son todas mujeres de a pie. He hecho arte durante 13 años. Creo que todo todo el mundo, sea en España o Arabia Saudí, se muestra interesado en aparecer en un trabajo artístico realizado por un artista. La razón es que quieren dejar una marca en este mundo con la esperanza que con este trabajo sobreviva. Quieren dejar una huella en este universo. Es un compromiso poético entre la gente y yo como artista. De hecho, a veces tengo que rechazar a muchos que se ofrecen voluntarios.

Las mujeres que aparecen en uno de sus trabajos están cubiertas. ¿Se sienten más libres así que sin un velo que les tape el rostro?

El trabajo lo hice en 2005, es decir hace 13 años. No fue sobre

el velo, no lo llevaban para ocultar su identidad, porque algunas fueron fotografiadas mostrando su cara. Pero puse algunas cosas para abstraer sus caras. Por ejemplo, una de las mujeres era una ingeniera llevaba un vestido con monedas, no era un vestido normal, sino de hace cientos de años acorde a la tradición de cuando una mujer se casaba llevaba monedas de plata. Así, tenía su plan de reserva por si su marido sufría alguna desgracia. Ella es verdaderamente una ingeniera petrolera. Ponerse este vestido en un lugar ajeno a esa realidad queda raro y no forma parte de una fotografía normal. La idea es preguntarse sobre las tradiciones entremezcladas con la religión, en medio de un lugar del que en teoría no forman parte y que parece que está equivocado. Es lo que me cuestiono: la interpretación religiosa en el trabajo. Hubo un gran debate sobre qué tipo de trabajos pueden hacer las mujeres en Arabia Saudí según su naturaleza como mujer. Lo que yo digo es quién decide mi naturaleza y qué indumentaria me corresponde.

¿El debate que genera esa colección, la mujer saudí, las tradiciones y el trabajo, seguirá vigente las próximas décadas?

El debate de 2005 llegó cuando las mujeres solo representaban un 3% de la fuerza de trabajo. Ahora todavía sigue siendo muy bajo cons solo el 18%. El debate sigue ahí todavía. ¿Si mi trabajo tiene caducidad en veinte años? No tengo ni idea. Ojalá, que lo tenga, es lo que marca un buen trabajo, que desaparezca su vigencia en el mismo año que se crea. Espero que algunos de mis trabajos terminen siendo documentos históricos y no contemporáneos.

¿Cómo ha sido la reacción a su trabajo en Arabia Saudí desde que empezó como artista?

Nunca he sido censurada en mis casi 15 años de carrera. Todo mi trabajo ha sido expuesto en Arabia Saudí y ha sido publicado en todos los periódicos, conservadores y más progresistas. No tengo problemas en mostrar mi trabajo, incluso el público general lo acogió de forma muy positiva. Es un trabajo conceptual y espero que entiendan el concepto que hay detrás. Estoy muy feliz de que la gente lo disfrute.

¿Su trabajo tiene sentido en Occidente?

Mi trabajo tiene sentido en todo Occidente. Piensa en ello. Trato diferentes temas a los que se enfrentan las mujeres en el mundo. En EE.UU., España, Inglaterra, América Latina hay todavía luchas por los derechos de las mujeres que no han terminado aún. Mi tema es muy particular con respecto a Arabia Saudí, pero lo muestro en museos británicos, en EE.UU., en la Biblioteca Clinton, en España también... y he notado que las mujeres lo entienden. Saben que en Arabia Saudí la situación es distinta, pero al mismo tiempo entienden que hay un problema en el trabajo: que son excluidas por su condición como mujer. En España por ejemplo las mujeres no están al frente de las empresas. Es lo mismo en todas partes teniendo en cuenta las particularidades de cada país. Mi proyecto se acoge muy positivamente fuera, si miras las caras no son las tuyas, tampoco los vestidos, pero el concepto es universal.

A las feministas europeas se les suele decir que miren para el mundo árabe y que luchen más por sus derechos, que aquí ya hay igualdad.

Ve allí porque estamos bien, ¿no? No me corresponde a mí analizar la situación española. No tenemos democracia, ni derechistas ni izquierdas, sino que tenemos un movimiento conservador y otro liberal. Los conservadores siempre dicen «mirad a Occidente, que las mujeres tienen que trabajar día y noche y sus cuerpos se han convertido en mercancías para vender, mirad que van en bikini»... Todo el tiempo miran a Occidente para agradecerles a Dios que están seguros. Esta mentalidad es universal. El problema está allí, nosotros somos geniales, así que... ¿qué decías de derechos? Es ridículo. Es ridículo.

Hace unos meses leí «Sexo y mentiras», de la autora marroquí Leila Slimani, sobre la sexualidad como tabú en Marruecos. Lo que ella relata se resume en «haz lo que quieras pero en secreto». ¿Esta situación también ocurre en Arabia Saudí, pero llevada al extremo?

No he trabajado en temas sexuales, en el sentido de homosexualidad, teorías 'queer'… no es mi espacio artístico. No soy homosexual, pero tengo ideas sobre inclusión, creo que todo el mundo necesita estar incluido. Las teorías 'queers' apoyan incluir minorías, mujeres de distintas clases... Hay estilos de la escena artística de Occidente que son muy diferentes con respecto a Oriente, incluso con la palabra escrita. Por supuesto que el sexo existe en lo privado. Lo que pasa en privado se queda en privado, ¿verdad? Eres humano, haces cosas en privado que no dices en público y se habla de eso, pero no se describen los detalles. A veces encuentro libros muy sensacionalistas que buscan encontrar semejanzas y contrastes entre Occidente y Oriente. El arte árabe no está inspirado en pintar desnudos... tenemos culturas distintas, aquí tenéis la influencia griega que comenzó todo, con figuras y formas; es un panorama distinto.

De hecho, tengo todo un proyecto de 'Voices (Re) Claimed', donde hablamos de las voces de los otros. Hay tanta gente en este mundo que han escrito libros sobre mujeres saudíes y no son saudíes. La mayoría nunca ha estado incluso en Arabia Saudí. Esto me fascina. La gente que trata de contarme mi narrativa en un lugar como este sobre democracia, socialismo, comunismo, feminismo, arte, política… y quieren escribir de algo de lo que no forman parte. Es como si yo escribiera de la historia de España. Puedo buscar en Google y escribir mi opinión de que España es demasiado conservadora y religiosa. No puedo decir eso. No es verdad. Digo grandes cosas y las pongo en un bonito libro y vendértelo. Y tú, que no has estado en Arabia Saudí, lo lees, lo compras y te lo crees. Por suerte tenemos internet y ya no tienes excusa para seguir siendo un ignorante. Ahora puedes escribirle a un marroquí y preguntarle si hay un movimiento sexual según has leído en un libro. Definitivamente, Arabia Saudí es muy diferente de España y de Reino Unido. ¿Eso quiere decir que un caso es mucho mejor que el otro? No. Cada uno es diferente y es lo que hace bonito al mundo. Todo es diferente.

Nuestros estereotipos son o mujeres que lloran y oprimidas o bien la super visible activista que es al mismo tiempo una mujer solitaria que va a la cárcel. Pero detrás hay muchas mujeres trabajando en el sistema y tratando de cambiar las cosas

Hemos pasado de un orientalismo que dibujaba Oriente con toques de exotismo y erotismo a un neo-orientalismo de las mujeres con burka. Y al mismo tiempo tenemos las librerías llenas de libros sobre Oriente y pocos son escritos por autores de Oriente. ¿Estas dos cuestiones están relacionadas?

Tienes mucha razón. Lo he sufrido también. A lo largo de mi carrera he sido entrevistada por periodistas de todo el mundo, ya sea por email o Skype, y siempre me piden fotografías. ¿Sabes que tengo que pelear para aparecer así (sin velo) en la prensa occidental? Porque siempre me preguntan: «¿Tienes alguna con velo?». Es lo que quiere la audiencia. Si voy como tú, pasan la página. El 100% de los titulares de las entrevistas no vienen de conversaciones interesantes de la artista, sino de una mujer saudí que hace arte. Las etiquetas y las imágenes son una obsesión, es lo divertido, es exótico. Es exactamente lo mismo en mi país si solo sacamos de España a mujeres cantando y bailando flamenco, así es como se ve en mi país, no siempre, hay intelectuales. Nuestros estereotipos están ahí: mujeres que lloran y oprimidas o la super visible activista, una mujer solitaria que va a la cárcel. Pero detrás hay muchas mujeres trabajando en el sistema y tratando de cambiar las cosas por los derechos de las mujeres y de los niños, pero no interesan a nadie porque no están en la cárcel ni aparecen llorando. ¿Qué te parece?

¿Qué podemos aprender del arte saudí contemporáneo?

Lo más importante es que el arte cree debate, que la gente esté cuestionando y debatiendo. No somos robots oprimidos todo el tiempo. La escena artística se está moviendo, está haciendo arte en un contexto político. El pensamiento crítico es esencial para cambiar las cosas.

Con respecto a la inauguración del Louvre Abu Dabi, ¿es posible el desarrollo del arte en una teocracia?

Esta pregunta está ya obsoleta antes de que la formules. Tenemos museos, instituciones, galerías, mercados primarios y secundarios, bienales, escuelas de arte, ¿qué más se necesita para la escena artística? Tenemos ocho nuevos museos en la región. Esta pregunta ha sido un debate para Occidente, porque Occidente no quiere aceptar que tenemos nuestro propio estilo, que no es una réplica de lo que pasa aquí. Tenemos jóvenes que no tienen mochila. La mayoría de los coleccionistas aquí y en EE.UU. son personas mayores, porque son los que tienen el dinero. ¿Quiénes son los coleccionistas en mi región? Son los jóvenes y asumen riesgos. La escena artística va a ser muy innovadora.

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