24 de octubre de 2016: el presidente de Venezuela, recibido por el presbítero italiano Guido Marini, en el Vaticano. Este mismo día el Papa recibió en audiencia privada a Nicolás Maduro
24 de octubre de 2016: el presidente de Venezuela, recibido por el presbítero italiano Guido Marini, en el Vaticano. Este mismo día el Papa recibió en audiencia privada a Nicolás Maduro - EFE

El Papa, sobre Venezuela: «Recibí a Maduro, le hice preguntas y le escuché. Apuesto todo sobre el diálogo»

En el avión de regreso de Suecia a Roma, Francisco ha entonado, en una línea muy realista, que no sabe cómo acabará la situación en el país iberoamericano

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El Papa Francisco, que sigue de cerca los acontecimientos en Venezuela, ha manifestado durante el vuelo de regreso de Suecia que recibió recientemente a Nicolás Maduroporque «cuando un presidente pide audiencia se le recibe siempre».

Sin entrar en el contenido de la conversación, el Santo Padre ha comentado que «le escuché durante media hora, le hice algunas preguntas y escuché sus opiniones. Es siempre bueno escuchar opiniones».

Francisco ha dejado muy claro que todo era iniciativa de su visitante, y que él se habia limitado a escucharle. No quedaba claro si su interlocutor había pedido consejo al Santo Padre, pero daba la impresión de que no.

Aun así, refiriéndose a las conversaciones iniciadas entre gobierno y oposición, el Papa ha reiterado: «Yo apuesto todo sobre el diálogo. Es el único camino.

En todo el mundo. O se dialoga o se grita».

En una línea muy realista, Francisco ha reconocido que no sabe «cómo acabará», pero, en una llamada a la esperanza, hizo notar que muchos políticos importantes de otros países están apoyando ese diálogo para encontrar una salida a la crisis de Venezuela.

Como era lógico al regreso de Suecia, un país que siempre ha acogida a los refugiados, el Papa ha elogiado la generosidad de esa nación para abrir sus puertas a personas que huían de las dictaduras de Argentina, Chile, Uruguay y otros países latinoamericanos.

En ese terreno, Francisco ha afirmado que «se debe distinguir entre inmigrante y refugiado. No se puede cerrar el corazón ante un refugiado, pero cada país debe ver su propia capacidad de integración».

El Papa ha insistido en que se debe programar bien la integración ya que «si a los refugiados no se les integra, se ‘ghettizan’», es decir, forman ghetos en el país de acogida.

Por eso considera que, para los gobiernos de los países de acogida, «el peor consejero es el miedo y el mejor es la prudencia para ver su propia capacidad de integración».

El Papa estaba contento por la excelente acogida y las multiples manifestaciones de amistad de la Iglesia luterana, con la que ha conmemorado el lunes el inicio del Quinto Centenario de la Reforma, en un clima de respeto mutuo y alegría por la amistad recobrada a raíz del Concilio Vaticano II.

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