El opositor Fernando Almeyda se exilia en Serbia por el hostigamiento del régimen cubano

Previamente, había solicitado el visado a España, pero no se le concedió

Personsas reunidas frente a una comisaria para exigir la liberación de sus familiares detenidos durante las protestas del 11 de julio EFE

Camila Acosta

Este fin de semana el abogado y activista cubano, Fernando Almeyda , llegó a Serbia, país en el que decidió exiliarse producto del hostigamiento constante de los órganos represivos cubanos. Antes de optar por este destino, Almeyda solicitó visado a España pero le fue negado.

«Muchos amigos me ayudaron a recoger el dinero necesario para salir por Serbia, no tenía suficiente para hacerlo por Nicaragua. Serbia estaba libre de visado y había renovado mi pasaporte, así que no había sido regulado (término que hace alusión a aquellos que tienen prohibido salir del país) todavía. Está era mi única oportunidad . Si esperaba un poco más, tendría que quedarme en Cuba», declaró.

El abogado estuvo entre los manifestantes del 11 de julio (11J) del pasado año, ese día recibió una pedrada en la frente producto de la violencia desatada por la policía. Poco después se integró al grupo Archipiélago, llegando a ser uno de los principales coordinadores ; el movimiento convocó a una marcha pacífica por el cambio político en la Isla y la liberación de los presos políticos (más de 900 según Prisoners Defenders) para el 15 de noviembre (15N).

«Sentí Archipiélago como mi última bala . Está era mi última oportunidad de hacer algo antes de que me inmovilizaron totalmente», refirió. Según declaró a ABC, en los días previos al 15N vivía en la clandestinidad, tratando de huir de la represión desatada por el régimen.

«Mis pertenencias cabían en una mochila, dormía y comía lo que podía y cuando podía. (…) Supe que en los días próximos al 15N tenían todo un operativo en función de mi búsqueda y captura. Ese día pusieron vigilancia reforzada a los opositores que me ocultaban en su casa y por eso no pude salir, de lo contrario, expondría a esa familia y traería consecuencias para ellos», narró.

Manifiesta igualmente que en Archipiélago, ante la represión creciente, valoraron la posibilidad de, una vez acontecido el 15N, huir del país aquellos que no hubieran sido detenidos . «Yo tenía mucho miedo, un miedo atroz, en incluso intenté buscar una forma de huir y solicitar asilo, pero siempre después del 15N, nunca antes. Pero al ver los resultados del 15N, al ver las condenas, verlo todo, dilaté las gestiones para mi salida. Hasta el 20 de diciembre de 2021 estuve, desde el 11J, 125 días en la clandestinidad.Y hasta el momento de mi salida nadie sabía donde estaba viviendo».

El joven asegura que en Serbia no ha pedido asilo político ni piensa hacerlo, solo solicitará la residencia temporal , aunque puede que este no sea su destino final.

«En mente todavía está el pánico a las carencias, a las colas, siento que de un momento a otro la Seguridad va a descubrir mi paradero, son traumas con los que tengo que lidiar poco a poco. Mi posición contra la dictadura cubana se mantiene tan firme como antes, pero no es lo mismo hacer activismo desde dentro de Cuba que desde afuera. Ahora tengo que buscar la forma de ayudar a Cuba y sobretodo ayudar a los que están en peligro todavía. No me interesa ni ser la voz del exilio ni la voz de los presos, soy un cubano más que pone sus conocimientos y su voz al servicio de la justicia. Lo hacía en Cuba y lo seguiré haciendo ahora desde el exilio, ahora voy y aprovechar las nuevas posibilidades que me ofrecen vivir en el mundo libre y no estar con un ladrillo amarrado al cuello llamado supervivencia», sentenció.

En lo que va de año, al menos seis activistas de derechos humanos y periodistas independientes se han visto obligados al exilio producto del hostigamiento de los órganos represivos cubanos . A principios de febrero llegó a España la historiadora del arte Carolina Barrero. Tres meses antes, también se exiliaron en España el coordinador del grupo Archipiélago Yunior García y su esposa, Dayana Prieto. El destierro es una práctica recurrente del régimen cubano contra los opositores o activistas que se ha incrementado en los últimos meses debido al auge de la sociedad civil.

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