El nuevo Supremo de EE.UU. mide sus fuerzas en torno al aborto

Vence por la mínima la decisión de no cerrar dos clínicas abortistas en Luisiana

David Alandete

El Tribunal Supremo de Estados Unidos ofreció esta semana una pírrica victoria para quienes quieren mantener en pie los actuales supuestos de aborto, al bloquear una ley que hubiera obligado a cerrar dos de las tres clínicas que practican interrupciones del embarazo en el Estado de Luisiana, que cuenta con una población de 4,6 millones de habitantes.

Lo que puede parecer un triunfo en realidad es la promesa de un cambio profundo, porque el resultado de esa votación fue muy ajustado y los dos jueces elegidos por Donald Trump, Neil Gorsuch y Brett Kavanaugh , votaron a favor de restringir el aborto en Luisiana. Había un empate que rompió el presidente de la corte, el juez conservador John Roberts.

Roberts votó en contra de la ley de Luisiana sólo como método para no tener que oír el caso este año, y es probable que acepte escuchar las alegaciones el curso próximo, que empieza en octubre. Se da la circunstancia de en 2016 Roberts, al que eligió para el puesto George Bush hijo, votó a favor de una ley que restringía el aborto en Texas del mismo modo que la de Luisiana.

Una decisión judicial de 1973 legalizó el aborto en EE.UU . como un derecho de la mujer «hasta que el feto sea viable». Posteriormente, los diferentes Estados han legislado de forma más o menos restrictiva, dependiendo de las mayorías políticas que se han ido conformando en las cámaras regionales.

La cámara legislativa de Luisiana intentó obligar a los médicos que practican abortos a que estén afiliados a un hospital que acepte a sus pacientes en un radio de 48 kilómetros. Eso hubiera supuesto el cierre de dos de las tres clínicas que practican abortos allí. La ley de Texas, idéntica a la de Luisiana, fue anulada en 2016 por una mayoría en el Supremo que en apenas dos años ha cambiado profundamente.

La lucha por restringir el aborto ha regresado a las prioridades políticas durante la presidencia de Trump. En su segundo discurso sobre el Estado de la Unión , el martes, el presidente pidió al Congreso «que apruebe una ley para prohibir el aborto tardío de niños que pueden sentir dolor en el vientre de la madre». Su partido le ha presionado, con éxito, para elegir a jueces del Supremo que se opongan al aborto.

Tormenta polìtica

En su dicurso del martes hizo referencia Trump a un intento de los demócratas en Virginia de aprobar una ley que hubiera legalizado el aborto casi hasta el momento mismo del parto, y que el gobernador del Estado, Ralph Northam, llegó a defender para casos de enfermedad o defectos severos. «Al bebé se le sacaría, se le mantendría cómodo, sería resucitado si eso es lo que desea la madre y la familia. Y luego se produciría una discusión sobre qué hacer entre los médicos y la madre», dijo en una entrevista.

Esas declaraciones provocaron una tormenta política en Virginia que luego fue agravada por acusaciones de racismo contra el gobernador. En enero, Nueva York modificó su propia ley de abortos y ahora permitirá practicar abortos a profesionales sanitarios que no tienen el título médico y amplía la posibilidad de practicarlos también en el tercer trimestre de gestación si la salud de la madre está en riesgo o si el feto no es viable.

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