Nuevo Gobierno en Portugal dos meses después de las elecciones

La Junta Electoral anuló 157.000 votos emitidos en el extranjero, lo que aumenta la mayoría absoluta socialista

Imagen de António Costa el día de las elecciones AFP
Francisco Chacón

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En plena guerra de Ucrania y con la crisis energética sin atisbo de vislumbrar el final, Portugal da la nota en Europa como el único país que no tiene formado su Gobierno. Ha transcurrido un cúmulo de (adversas) circunstancias desde las elecciones legislativas del pasado 30 de enero, convocadas de manera anticipada por el veto de la izquierda radical a los Presupuestos Generales del Estado para 2022 y un defecto de forma al no pedir las fotocopias pertinentes del documento nacional de identidad a quien votaba en el extranjero hizo que la Junta Electoral Central anulara 157.000 sufragios emitidos en las embajadas de Madrid, París o Berlín.

Un ‘desliz’ que tenía en jaque al Partido Socialista porque el umbral de la mayoría absoluta está en 116 votos y la formación liderada por António Costa llegó a los 117 . Pero, ¿qué pasaría con la reasignación de los dos escaños en juego?

Si hubiera perdido los dos puntos, el PS se habría visto abocado a buscar tal o cual alianza. Solo que el recuento oficial realizado en los últimos días ha determinado que esos dos diputados se los quedan los socialistas, con lo cual el resultado final de los comicios les otorga 119 asientos en la Asamblea de la República. Una vez que se ha celebrado la repetición autorizada de las votaciones fuera de Portugal, se acortan (por fin) los plazos, mientras Costa ultima la composición del renovado gabinete.

Baile de carteras

El baile de carteras todavía no está cerrado, aunque ya resta poco tiempo para conocer el perfil generalizado. Lo que sí se sabe es que se reducen los ministerios de 19 a 17 al concentrarse algunas áreas (España tiene 23).

El objetivo no es otro que transmitir una imagen más ajustada de cara a los ciudadanos, en un momento en que la población se queja por los altos precios y el Gobierno debe hacer frente a un mayor gasto en defensa, por poner solo un par de ejemplos.

De modo que el Parlamento luso no ha observado ninguna actividad en lo que va de año. Y será esta semana cuando se encienda de nuevo la mecha: la primera reunión plenaria de la legislatura número XV de la democracia portuguesa (contando desde la Revolución de los Claveles del 25 de abril de 1974 ) ha de concretarse el martes 29 de marzo, que será cuando los diputados procedan a la elección del nuevo presidente de la cámara. Con respecto a la toma de posesión del nuevo Gobierno, está prevista para el miércoles 30, en caso de que se cumplan los planes institucionales.

Se vislumbran cuatro años más de autocomplacencia de un Ejecutivo que, como en España, enseguida agita los fantasmas de la ‘ultraderecha’

Los portugueses de a pie saben de sobra que la patria del fado no atraviesa una buena situación, pero lo achacan a las excepcionales circunstancias sanitarias del Covid y al difícil contexto internacional

Mientras los socialistas refuerzan su mayoría absoluta, los conservadores parecen haber detenido el tiempo. El líder de la derecha, Rui Rio, cayó víctima de la inacción a la que condujo los destinos del maltrecho PSD y aún permanece en el cargo, al menos hasta mayo. Otra cosa es que decida ser candidato de nuevo, nada extraño en el sorprendente panorama político portugués. En ese caso, se precipitaría la fuga de adeptos a Chega , similar a Vox, y a Iniciativa Liberal.

Por su parte, la izquierda radical, integrada por los comunistas y el Bloco de Esquerda (de signo parecido a Unidas Podemos), ha quedado noqueada después de su rechazo a los Presupuestos. Es, precisamente, ahí donde ha ido a pescar en río revuelto el Partido Socialista.

Así las cosas, se vislumbran cuatro años más de (auto)complacencia de un Ejecutivo que, como en España, no tarda en agitar los fantasmas de la ‘ultraderecha’, etiqueta que persigue a Chega incluso aunque bastantes de sus planteamientos no tengan nada que ver.

Los portugueses de a pie saben de sobra que la patria del fado no atraviesa una buena situación, pero lo achacan a las excepcionales circunstancias sanitarias del covid y al difícil contexto internacional. En todo caso, l a mayoría ha apostado por el ‘más-de-lo-mismo ’.

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