Nobel de la Paz 2018

Nadia Murad: un premio para que el mundo recuerde el genocidio yazidí

Capturada en 2014, fue utilizada como esclava sexual por Daesh durante varios meses

El médico congoleño Denis Mukwege y la yazidí, Nadia Murad, han ganado el Premio Nobel de la Paz de 2018 AFP

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Nadia Murad lloró al conocer la noticia. Un llanto de alegría, pero sobre todo un llanto de dolor, de recuerdo por su madre y seis de sus hermanos asesinados, por su pueblo masacrado a manos del autodenominado Estado Islámico. «Comparto este premio con todos los yazidíes, iraquíes, kurdos y todas las minorías y supervivientes de la violencia sexual alrededor del mundo», estas fueron sus primeras palabras tras ser elegida Premio Nobel de la Paz 2018 junto al ginecólogo congolés Denis Mukwege. La activista iraquí de los derechos humanos, de 25 años, confesó que «como superviviente, agradezco esta oportunidad para llamar la atención del mundo sobre la situación del pueblo Yazidí, víctima de crímenes inimaginables desde el genocidio cometido por Daesh ». Un Nobel para que el mundo no olvide la primera gran barbaridad de los seguidores del califa.

El reloj se paró para Murad y toda la comunidad yazidí que vivían en Sinyar, al norte de Irak, en la madrugada del 2 al 3 de agosto de 2014. Los yazidíes son una minoría kurdófona adepta a una religión esotérica milenaria a la que el EI considera apóstata y nada más proclamar el califato sus combatientes les atacaron por sorpresa. Los peshmerga kurdos, encargados de la seguridad en la zona, abandonaron sus posiciones. Al menos 5.000 hombres y niños fueron asesinados y más de 7.000 mujeres y niñas secuestradas para utilizarlas como esclavas sexuales, según los datos de la ONU, que tras investigar los hechos calificó lo ocurrido durante la ofensiva yihadista de «genocidio». La brutalidad del EI obligó a Estados Unidos a intervenir de manera directa con los primeros bombardeos contra el califato y a realizar operaciones de rescate de civiles que se escondían en las montañas vecinas.

Violaciones y malos tratos

El EI aun retiene a más de 3.000 miembros de la comunidad , casi todos en Siria, según Naciones Unidas, y los que poco a poco logran escapar cuentan relatos terribles como los de Murad. Ella pone nombre y apellidos a una de esas 7.000 mujeres y niñas secuestradas . Su madre y seis hermanos forman parte de los 5.000 asesinados. Durante tres meses vivió en Mosul, donde fue tratada como esclava sexual y sufrió malos tratos a manos de sus captores hasta que, después de un primer intento fallido, logró escapar gracias a la ayuda de unos vecinos y encontró refugio en el Kurdistán. Desde allí viajó a Alemania y hasta hoy no ha parado de denunciar el horror de su cautiverio.

Gracias a este reconocimiento, en 2016 ya obtuvo el Premio Sajarov a la Libertad de Conciencia que concede el Parlamento Europeo, Murad gana una batalla más contra el EI, contra el que combate en todos los foros internacionales desde hace cuatro años. Esta lucha, tal y como repite en cada una de sus intervenciones, no cesará hasta lograr la creación de un tribunal especializado que juzgue a los responsables de los crímenes cometidos por los yihadistas en Siria e Irak.

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