Niza, Bataclan y el club gay de Miami

El brutal atentado en el Paseo de los Ingleses de Niza está en línea con algunos de los últimos ataques de Daesh en Occidente. Persigue el mismo objetivo, matar al mayor número de civiles de modo indiscriminado, utiliza la misma técnica del terrorista suicida, y se ampara en el mismo “pretexto ideológico”: denunciar la “corrupción moral del Occidente” post-cristiano en la que abunda la propaganda islamista difundida en vídeo en la web.

La sala de fiestas de Bataclan, en París, en noviembre del año pasado. El club nocturno gay de Miami, el pasado 12 de junio. Y ahora, Niza, balneario icónico de la “jet set” mundial y paradigma en el imaginario islamista de la decadencia moral de los occidentales.

Los ataques repetidos en Francia tienen una lectura política: presionar al Gobierno galo para que retire su ayuda a la coalición que bombardea objetivos yihadistas en Siria y se enfrenta a filiales de Daesh en Africa.

Pero la elección de los lugares ahonda en la percepción de rechazo moral de muchos sectores árabes hacia la “permisividad sexual” que ha arraigado en Occidente. Los atentados terroristas de Daesh se visten así de justo castigo divino, para consumo interno de sus seguidores.