Un niño muere en Estados Unidos enterrado vivo por siete toneladas de nieve

Un niño que jugaba sobre un enorme montículo de nieve en Nueva York murió después de que siete toneladas de nieve le cayesen encima y lo enterrasen. Se llamaba Joshua Demarest, tenía 13 años y vivía en Greenwich Village, una zona residencial del bajo Manhattan. Su amigo, Tyler Day, consiguió sobrevivir tras pasar cuatro horas sepultado. El pequeño superviviente le contó a la Policía que escuchó pitidos antes de «todo se volviese oscuro». Los agentes barajan la posibilidad de que la avalancha fuera el resultado de esos sonidos y aseguran que se trata de un accidente.

A rose left at the snow bank in Greenwich where 13yr old Joshua Demarest was trapped yesterday and later died pic.twitter.com/o7zYKRCtsp

— Lindsay Nielsen (@Lindsayon10) 14 de diciembre de 2016

Fue la hermana Tyler quien alertó a las fuerzas de seguridad, al ver que su hermano no llegaba a casa y que no lo podía localizar.

Había salido de casa a las 17.oo horas (23.00 hora española). La Policía acudió con perros de rescate que siguieron el rastro de los niños desde su casa hasta la montaña de nieve bajo la que estaban atrapados. «Estoy seguro de que movieron rápido las siete toneladas de nieve con palas, rastrillos e, incluso, sus propias manos», afirmó el jefe de Policía de Greenwich, George Bell, en una rueda de prensa. Los rescatistas encontraron primero a Joshua, que fue trasladado al hospital. Allí fue declarado muerto a las 22.00 horas 04.00 (hora española). Una hora más tarde, hallaron al segundo chico en una bolsa de aire que se había formado y que le permitió salvarse. Bell lo define como «un milagro».

El superintendente —máximo responsable— del departamente de Trabajos Públicos, Leo Flynn, declara que habría sido imposible que sus trabajadores hubiesen visto a los adolescentes bajo la ingente cantidad de nieve. «Los socorristas están devastados. Todos ellos tienen hijos y nietos que aún van al colegio y, sí, ahora están lidiado con lo que ha pasado».