Netanyahu defiende su inocencia tras declarar cinco horas por un caso de corrupción

El primer ministro de Israel, interrogado por el caso 4000 o caso Bezeq, en el que se sospecha que recibió una cobertura positiva de la agencia Walla a cambio de favores a su propietario

Benjamin Netanyahu, en una imagen del pasado día 25 durante la reunión de su gabinete Afp
Mikel Ayestaran

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La situación de Benjamin Netanyahu es cada vez más complicada. Dos semanas después de que la Policía de Israel anunciara que cuenta con pruebas suficientes «para inculparlo de haber aceptado sobornos, fraude y abuso de confianza» por dos supuestos casos de corrupción, el primer ministro fue sometido en su residencia oficial a un nuevo interrogatorio de cinco horas por un caso vinculado a Bezeq , el gigante de las telecomunicaciones en el país. El interrogatorio fue doble ya que, mientras el político respondía a los agentes en Jerusalén, su esposa, Sara, lo hacía en las dependencias de la Lahav 443, el FBI israelí, en Lod, cerca de Tel Aviv.

Los problemas domésticos se le acumulan a un dirigente que esta semana viaja a Estados Unidos para visitar a su gran aliado, Donald Trump . Este nuevo caso ha sido bautizado como «4000» y la Policía trata de averiguar si los Netanyahu presionaron para garantizarse una cobertura informativa favorable por parte de Walla, portal de noticias propiedad de Shaul Elovitch , principal accionista de Bezeq. A cambio, le habrían ofrecido favores gubernamentales que podrían haberle reportado millones de dólares a su compañía, según los detalles que recoge la prensa israelí.

A la espera del fiscal general

La recomendación de procesamiento que formuló la Policía hace dos semanas afectaba a dos casos investigados durante casi dos años. El primero es el conocido como «caso 1000», en el que se analiza la presunta entrega de regalos al primer ministro por parte de empresarios millonarios de Hollywood como el productor Arnon Milchan, y el otro, el «caso 2000», relativo a una conspiración con el dueño del diario «Yedioth Aharonoth», Arnon Mozes , con quien habría negociado para lograr una cobertura informativa positiva a cambio de dañar la distribución del gratuito «Israel Hayom». Todos los ojos están puestos ahora en el fiscal general, Avichai Mandelblit , a quien le corresponde la decisión final sobre la imputación.

Pese a todas las acusaciones y a su noveno interrogatorio, Netanyahu se mostró desafiante y volvió a proclamar su inocencia. El primer ministro denuncia que es víctima de lo que llama «caza de brujas» y asegura que no solo no piensa dimitir, sino que se presentará a las próximas elecciones, previstas para noviembre de 2019, y las ganará.

La coalición de gobierno, hasta el momento, le respalda. Desde la oposición piensan que «la era de Netanyahu ya ha terminado», porque «no es digno de seguir siendo primer ministro de Israel», según las palabras del líder laborista, Avi Gabbay, tras conocer hace dos semanas la decisión de la Policía de pedir el procesamiento de su adversario político.

Por si todo esto no fuera suficiente, la Policía tiene aún pendiente interrogar al primer ministro por las sospechas de corrupción que rodean a la compra de tres submarinos de guerra a Alemania. Este es el conocido como «caso 3000» y es el próximo al que tendrá que hacer frente.

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