Mueren cuatro niños en Venezuela mientras esperaban un trasplante de médula ósea

El exdirector del hospital explica a ABC que no tiene antibióticos ni tratamientos adecuados

Yeidelberth Requena es uno de los niños para los que se reclamaba ayuda y que han fallecido en los últimos días ABC

Ymarú Rojas

Al menos cuatro niños han muerto durante la última semana en Venezuela mientras aguardaban un trasplante de médula ósea que les permitiera seguir con vida, una muestra más de la desidia del Gobierno de Nicolás Maduro y de la acuciante crisis que atraviesa la nación sudamericana, pese a su riqueza en recursos.

Los niños eran parte de un grupo de 30 que ha ganado notoriedad por el ruido que han hecho sus familiares para dar visibilidad a estos casos, que han conmovido a los venezolanos y hecho saltar las alarmas desde casi todos los sectores.

«Mientras el régimen insiste en bloquear la ayuda y comprar armas, este mes han fallecido tres niños en el Hospital J. M. de los Ríos: Giovany Figuera (6 años), Robert Redondo (7 años) y Yeidelberth Requena (8 años). Haremos todos los esfuerzos para ponerle fin a esta tragedia», dijo el sábado el presidente interino, Juan Guaidó , en un mensaje en Twitter para denunciar la situación. El domingo, Erik Altuve (11 años) falleció también esperando una respuesta inmediata y en el mismo hospital.

Días antes de que falleciera Robert, su madre, Geraldine Alarcón, acusaba al régimen chavista de ser el responsable de la crisis sanitaria. «De ellos es la culpa, porque descuidaron el sistema de salud», señaló la mujer a medios locales.

Las excusas del régimen

La muerte de Giovany fue utilizada por el régimen para culpar a la administración de Donald Trump de la crisis. «Llevamos semanas denunciando que niños como Giovanny podían fallecer debido al bloqueo de EE.UU. Ratifico, sin descontextualizaciones periodísticas: generar sufrimiento y dolor a través de un bloqueo económico para cambiar un gobierno por la fuerza es un acto criminal e inhumano», aseguró el vicepresidente chavista, Jorge Arreaza.

La crisis humanitaria en Venezuela data de hace más de 10 años. El régimen se negó en varias ocasiones a aceptar la ayuda internacional que Guaidó intentó hacer llegar en febrero desde Colombia y Brasil para salvar más de 300.000 vidas en riesgo en Venezuela. El gesto fue impedido por el régimen chavista con violencia y fue tachada de limosna. Sin embargo, meses después, Maduro se reunía con representantes de la Cruz Roja para aceptar la ayuda de insumos y medicamentos.

Deudas cuantiosas

«Esto es la crónica de una muerte anunciada. El hospital está prácticamente colapsado. No hay Rayos X, no hay antibióticos, no hay tratamientos de quimioterapia completos. Y estos niños, al no recibir los tratamientos adecuados, se deteriora su calidad de vida y terminan necesitando un trasplante y que no se les puede hacer porque el Estado venezolano le debe un dinero al Estado italiano y por eso se suspendió el programa de trasplantes», explicó a ABC el doctor Huníades Urbina Medina , exdirector del Hospital J. M. de los Ríos.

Italia fue uno de los países que firmó acuerdos con la petrolera estatal Pdvsa para recibir y atender quirúrgicamente a los niños que necesitan ser trasplantados. Sin embargo, los convenios se suspendieron a finales de 2018 por la deuda que mantiene el régimen venezolano con el gobierno italiano. El argumento de Nicolás Maduro para no poder enviar a los niños es que es una consecuencia del bloqueo financiero y las sanciones impuestas por Estados Unidos.

Hace una semana, el exembajador de Venezuela en Roma Isaías Rodríguez reveló en su carta de renuncia la crítica situación económica de la administración de Maduro con el Estado italiano. El emisario venezolano explicó que la deuda es de casi «nueve millones de euros» y que su dimisión no solo dejaba su cargo vacío, sino sin dinero.

Los padres que buscaban con desesperación salvar las vidas de sus hijos hoy lo hacen para poder darle sepultura. Una fosa en el Cementerio del Este, uno de los más seguros y en mejores condiciones de Caracas, tiene un valor 5.200.000 bolívares, lo que equivale a poco más de 800 euros, pero el sueldo mínimo mensual en Venezuela es de casi ocho euros, por lo que necesitan alrededor de 100 sueldos mínimos.

En declaraciones a medios venezolanos, muchos de ellos han confesado tener que dejar de realizarles exámenes médicos a sus hijos por no tener recursos económicos. Incluso, los tratamientos no pueden ser comprados, debido a que superan de forma exorbitante su presupuesto. En este sentido, cada tratamiento de quimioterapia que un niño necesita puede superar los mil euros.

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