El motor de Europa, al ralentí

El reemplazo de Merkel se produce en un momento clave para el ‘gigante alemán’, del que se espera más liderazgo europeo tras el Brexit

Soldados alemanes en unas maniobras de la OTAN EFE

Rosalía Sánchez

La lista de tareas para el nuevo gobierno conforma los apartados sobre los que versarán las negociaciones para la formación de gabinete, que se prolongarán durante los próximos meses y que tendrán que dejar cerrado, antes de investir al próximo canciller federal, tanto el contenido concreto como los plazos en los que se abordarán los más difíciles asuntos. Los grandes partidos se han cuidado mucho durante la campaña electoral de no mostrarse inflexibles en sus programas porque la clave de la victoria electoral es la capacidad de llegar a acuerdos en estas materias.

Protección del clima

«No hemos hecho suficiente», reconoció Merkel en su última rueda de prensa sobre protección climática. En 2016, Alemania se comprometió en el Acuerdo Climático de París a limitar el aumento de temperatura a 1,5 grados, pero el Tribunal Constitucional declaró inconstitucional en abril la Ley de Protección del Clima por insuficiente y señaló que las generaciones más jóvenes y futuras corren el riesgo de tener que restringir demasiado su libertad debido a que a los presentes gobiernos les tiembla el pulso. Obedeciendo, Alemania ha dado más pasos: en lugar de 2050 ha fijado como meta 2045 para la neutralidad climática, pero el Ministerio de Medio Ambiente reconoce que en gran medida no cumplirá sus objetivos climáticos parciales en 2030 y 2040.

Vivienda

El socialcristiano bávaro Horst Seehofer ha definido el problema de la vivienda como «la cuestión social de nuestro tiempo». El sector alemán de la construcción está atrapado en un atasco por el aumento constante de demanda y por la carencia de materiales y trabajadores. La Asociación Federal GdW calcula que cada año se necesitan alrededor de 80.000 nuevas viviendas sociales y 60.000 nuevas viviendas de alquiler asequibles y especialmente las grandes ciudades en expansión no pueden ofrecer ese ritmo de crecimiento. La oferta de la CDU se centra en dar facilidades al sector para «construir, construir y construir», en palabras de su candidato, Armin Laschet, mientras que el socialdemócrata Olaf Scholz quiere establecer un objetivo de 100.000 viviendas sociales al año y una moratoria de cinco años en los que no podrían subir los precios de los alquileres en los contratos nuevos.

Pensiones

La otra gran cuestión social son las pensiones de jubilación, que se enfrentan a un serio problema de financiación de origen demográfico. Su gestión es tan controvertida que la última gran coalición de Merkel la dejó fuera de las negociaciones y por ello Alemania lleva años de retraso. La comisión de expertos aconseja a partir de 2025 un corredor de entre el 44% y el 49% del salario tras 45 años de cotización y una tasa de cotización entre el 20% y el 24%. Al igual que pasó a principios de siglo con la Agenda 2010, semejante reforma solo pueden llevarla a cabo partidos de izquierda sin que el país se eche a la calle.

Deuda e inversión

Rara vez ha habido tanto acuerdo entre economistas y políticos: Alemania tiene que invertir cientos de miles de millones de euros. Gimnasios ruinosos, aeropuertos prehistóricos, baños escolares rotos, puentes en peligro de derrumbe, centros urbanos enteros… y sobre todo digitalización, un proceso en el que el país sufre un considerable retraso. La mayor parte de estas inversiones son competencia de los Bundesländer pero el nuevo gobierno federal tendrá que apechugar y para ello replantearse la política de ‘déficit cero’ que fue bandera de Merkel y el freno a la deuda que impone la Constitución alemana.

UE y OTAN

El perfil de la nueva coalición de gobierno tendrá, además, un impacto notable en los escenarios internacionales, aunque los tres grandes partidos hayan hecho campaña en el centro del tablero. Es muy probable que Alemania se incline más hacia la solidaridad financiera en Europa con socialdemócratas y verdes que con conservadores y liberales. Scholz está abierto a una reforma del Pacto de Estabilidad, a los eurobonos y a mayores pasos de integración en la unión bancaria. Incluso piensa en un seguro de desempleo europeo y desearía cambiar las votaciones unánimes por mayorías más pragmáticas en el Consejo. La CDU aboga por acuerdos de Defensa que hagan a la UE más independiente en materia de seguridad. Pero donde más puede temblar la posición internacional de Alemania es en la OTAN si llegase a entrar en la futura coalición de gobierno el partido de extrema izquierda Die Linke o con la participación de Los Verdes, que están en contra de la participación del Ejército alemán en misiones en el extranjero y que rechazar gastar en armamento el 2% del PIB como exige la Alianza.

Inmigración

La gran asignatura pendiente de Merkel es una solución europea a la inmigración. Si bien ha aumentado la cooperación con terceros países que acogen a refugiados lo más cerca posible de sus puntos de origen, falta un acuerdo de distribución justa dentro del territorio europeo y esta carencia es la causa de graves problemas en las islas del Egeo, en Italia en Lampedusa y en España en las islas Canarias y los enclaves de Ceuta y Melilla. Además están surgiendo nuevas zonas calientes como la frontera con Bielorrusia. El nuevo Gobierno alemán tendrá que dar un nuevo enfoque al problema en el seno de la UE, lo suficientemente atractivo como para que se suban al carro de la solución países como Austria o Polonia, y replantear acuerdos como los que la UE mantiene con Turquía.

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