Un soldado sirio hace la señal de victoria en un barrio del este de Alepo
Un soldado sirio hace la señal de victoria en un barrio del este de Alepo - EFE

Moscú denuncia la existencia de fosas comunes en Alepo oriental

Equipos rusos participan en el desminado de la ciudad tras su control por parte del gobierno de Al Assad

EL CAIRO Actualizado: Guardar
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Tras la caída del último barrio rebelde del este de Alepo, las tropas sirias han celebrado la “reunificación” de la ciudad mientras, lentamente, algunos antiguos vecinos se aventuran a regresar a la castigada y casi destruida área oriental. Las fuerzas del presidente sirio Bashar al Assad “limpian” los barrios dejados atrás por los rebeldes desde el 22 de diciembre, cuando el último convoy abandonó la ciudad, y han denunciado la presencia de bombas trampa y minas. A través de un comunicado difundido a los medios, el Ministerio de Defensa ruso afirmó ayer el hallazgo de fosas comunes con decenas de cuerpos mutilados y ajusticiados, algunos con disparos en la cabeza.

“Encontramos grandes fosas comunes con decenas de sirios que sufrieron torturas y represalias.

Muchos de ellos están mutilados", señaló el portavoz castrense ruso, Igor Konashenkov. Rusia, cuyo apoyo aéreo al presidente sirio desde 2015 dio la vuelta al conflicto y facilitó la ofensiva sobre Alepo este verano, envió esta semana un batallón de policía militar a la ciudad. Zapadores rusos participan en el desminado de los barrios arrebatados a los rebeldes, en los que tanto Damasco como Moscú han denunciado la presencia de numerosas bombas trampas en coches o cuerpos. Entre las ruinas de un sector de la ciudad del que apenas queda rastro tras los bombardeos de las fuerzas afines al gobierno de Asad, los rusos habrían encontrado varios almacenes repletos de armamento pesado abandonado como tanques, cañones y lanzaderas de misiles, recoge Efe.

Según Konashenkov, "los resultados de la primera inspección de los barrios de Alepo abandonados por la llamada oposición pueden impresionar a muchos", aseguró, para añadir que “esto (las fosas comunes) es sólo el principio”.

En Alepo, entre miles de civiles, un puñado de rebeldes moderados del Ejército Libre Sirio y una miríada de yihadistas de distintas etiquetas, pujaban por el control de la ciudad los del Frente Fatá al Sham, nombre que eligió la filial siria de Al Qaida en un intento de desligarse ante la opinión pública de la organización terrorista y “lavar su imagen”.

Ante la inminente caída de los barrios de Alepo oriental, sobre 35.000 personas, entre civiles y combatientes, fueron evacuados de la ciudad, que ha quedado “con numerosos barrios muy dañados, sin agua, sin luz…” señala a ABC la portavoz para Siria del Comité Internacional de la Cruz Roja, Krista Amstrong. La mayoría han sido evacuados a otras áreas bajo control de los insurgentes, como Idleb, en un proceso lleno de bloqueos por ambas partes. Rusia ha denunciado el asesinato de civiles que pretendían abandonar Alepo a través de corredores humanitarios por parte de esos grupos yihadistas presentes en la ciudad.

Este mes, las Naciones Unidas aprobaron la creación de una comisión de investigación de los crímenes de guerra en Siria, que se ha cobrado más de 310.000 vidas –según cifras de la ONU, la mayoría a manos de las fuerzas leales a Assad-. Organismos internacionales como Human Rights Watch y Amnistía Internacional han elaborado informes, durante los cinco de años de guerra, sobre los crímenes de guerra cometidos por ambos bandos, desde las bombas racimo, torturas, desplazamientos forzados, asesinatos a opositores o supuestas armas químicas de Asad hasta las ejecuciones sumarias, torturas o secuestros atribuidos a los opositores.

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